ROMA.- El ex primer ministro italiano y magnate empresarial Silvio Berlusconi reapareció este sábado, un mes después de su ingreso hospitalario por una pulmonía derivada de la leucemia que padece, con un discurso grabado desde el hospital en el que aseguró estar «listo» para regresar a la batalla.
«He continuado trabajando estas semanas y ahora estoy listo para reorganizar Forza Italia, listo para reanudar con ustedes nuestras batallas por la libertad», aseguró el líder en la clausura de la convención de su partido político en Milán (norte de Italia), donde no pudo asistir presencialmente.
Berlusconi, de 86 años, apareció sentado ante un escritorio, con varios papeles y dos ejemplares de libros escritos por él: «Estoy aquí para ustedes, por primera vez en camisa y chaqueta tras más de un mes», dijo con la voz algo cansada ante un fondo compuesto por el logotipo de la formación, la bandera italiana y la europea.
Los asistentes a la convención se pusieron en pie para escuchar el discurso, de 20 minutos de duración, en los que el magnate repasó la trayectoria del partido que fundó en 1994 y despejó cualquier incógnita sobre su liderazgo.
Apenas habló de su estado de salud, tras ser ingresado el pasado 5 de abril en la unidad de Cuidados Intensivos del hospital San Raffaele de Milán y permanecer allí doce días antes de pasar a planta para recibir tratamiento de quimioterapia por la leucemia que padece desde hace tiempo.
«Hace unas noches, aquí en San Raffaele, me desperté de repente con una pregunta en la cabeza que no podía apartar. ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué lucho aquí?», relató.
Enseguida, Berlusconi se presentó a sí mismo como un defensor de la «libertad» y la «democracia» y recordó los motivos que le llevaron a dar el salto a la política a raíz de un encuentro con empresarios que le vaticinaron la «victoria de los comunistas» en 1993.
DESPEJA LAS DUDAS SOBRE SU LIDERAZGO
Tampoco escatimó a la hora de anunciar propuestas para el futuro de Italia y de la Unión Europea, que según él «cuenta poco en el mundo» y no sabría defenderse ante la hipotética invasión china de su país o de cualquier otro Estado miembro.
«Lo mejor que podríamos hacer es ir a la escuela y aprender chino», señaló.
Como si de un mitin de campaña se tratara, para Italia prometió subir los salarios, reducir la presión fiscal y modernizar las infraestructuras, además de combatir la sequía.
No dejó atisbo de un posible relevo en el liderazgo del partido, cuyo logotipo utilizado para toda la convención incluía el personalísimo lema «Berlusconi presidente» junto a las letras de Forza Italia, al tiempo que su mano derecha y ministro de Exteriores, Antonio Tajani, se refería a él insistentemente como líder.
«SOMOS HOMBRES DE LA EMPRESA, ELLOS NO HA TRABAJADO NUNCA»
Aunque se mostró satisfecho de que su partido forme parte de la coalición de Gobierno, liderada por Giorgia Meloni de los ultras Hermanos de Italia, el magnate reivindicó la independencia de su proyecto y marcó distancias con la actual primera ministra.
Forza Italia, aseveró, es el «único partido continuador e intérprete de la tradición liberal, de la tradición cristiana, de la tradición garantista, de la tradición europeísta y atlantista».
Después de situar a su partido, cuya intención de voto se sitúa en el 6 % según los últimos sondeos, en el espectro moderado de la derecha italiana, Berlusconi defendió que, a diferencia de otros, está integrado por «hombres que venimos del trabajo, de las profesiones y de la empresa».
«Ellos -añadió sin referencias claras- en su mayoría no han trabajado nunca, solo han hecho política, han hablado y hablado, sobre todo basura».
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