Dicen que recurrimos a la comida en busca de sentirnos acogidos. Quizá sea esta la razón por la que cada vez vemos más personas buscando ese “calor” a través del picante de los chiles.
Y es que, todos tenemos ese amigo que ama sentir que su paladar va a expulsar bolas de fuego, así como todos hemos visto a aquella persona que aprovecha cualquier ocasión para bañar su comida con salsa picante. Nos dicen que es emocionante y nos tratan de convencer diciéndonos que es bueno para la salud. En definitiva, ellos tienen un amor por el calor y saben cómo disfrutarlo. Sin embargo, tú vives con miedo a encontrarte un poco de chile en tu plato: ¿Te has preguntado alguna vez qué diferencia a los comedores de fuego de las tímidas lenguas como tú? Aquí algunas respuestas:1. La búsqueda de nuevas sensaciones
Algo deben tener los chiles pues, en 1492 no existían aún (tan sólo en América) y en tan sólo dos generaciones ya se habían extendido por Europa hasta el Lejano Oriente. De ahí que en algunas cocinas, como por ejemplo en China, India o en la comida tailandesa encontremos gran cantidad de picante. En concreto ésta última, gracias al sabor que le aporta la pasta de chile en sus comidas (junto con otros ingredientes), ha obtenido tanta popularidad que ya podemos pedirla incluso a domicilio en Deliveroo. Y es que la búsqueda de nuevas sensaciones se sitúa como una de las principales razones por las cuales las personas comen picante. De hecho, en la década de 1980, Paul Rozin, profesor de psicología en la Universidad de Pensilvania, detectó cómo aquellos que adoran el picante también eran amantes de los deportes extremos, actividades emocionantes y cualquier cosa salvaje ya que estas personas buscan sensaciones.
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