“Eso no llegará aquí”, “una gripecita de na’ ”, “la gente se alarma por todo”, eran las primeras expresiones que surgían en las conversaciones de un pueblo que veía lejos la posibilidad de sucumbir ante una enfermedad que les mantendría doblegados por todo un año y que además les privaría de acciones tan simples como un saludo cordial.
Los primeros pasos del virulento monstruo que se desplazó con libertad e instinto asesino por cada rincón del mundo cambió las sonrisas por mascarillas, las salidas por tandas de películas en casa, y convirtió cada hogar en escuelas, centros de belleza, iglesias, restaurantes y oficinas de trabajo.
Pero el ser humano, sobre todo el que tiene sangre quisqueyana corriendo por sus venas, entre tropiezos aprendió las reglas que implantó la pandemia del Covid-19 y se las negoció.
Cero abrazos
Luego de que el Ministerio de Salud Pública confirmara los primeros casos de coronavirus en el país, entre el primero de marzo del 2020 y el cinco del mismo mes, pasaron solo algunas semanas en las que el dominicano batalló contra su característica intrínseca de acurrucar entre los brazos y besar al conocido, todo con el fin de reducir las probabilidades de contagiarse, pero encontraron en el choque de los puños, codos y hasta los pies la forma para saludar sin riesgo.
Fue así como el choque entre puños pasó de ser un gesto de confianza y saludo informal, por lo general entre la población joven, a la principal salutación aun en los escenarios más diplomáticos y solemnes, dejando de lado el tradicional apretón de manos.
Ante la expansión de la enfermedad, otra forma de decir hola fue el “codo contra codo” o “saludo de Wuhan”, el nombre de la ciudad china donde se desató la virulenta enfermedad.
Esta alternativa se sigue manifestando, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado en reiteradas ocasiones que al hacerlo no se mantiene la distancia física recomendada de un metro y medio, por lo que el organismo internacional sugiere gestos, palabras o sonreír con los ojos.
En la tarea de acercarse al otro pero desde la distancia, los pies también se convirtieron en recursos para saludar.
La nueva modalidad se hizo popular en marzo del 2020 a través de las redes sociales, a raíz de los videos virales de personas, usualmente asiáticas, realizando el gesto.
Celebración de cultos y eucaristía
Una de las más drásticas transformaciones la vivieron los feligreses de las distintas designaciones religiosas que abandonaron completamente los templos ante la prohibición de aglomeraciones.
En las salas de reuniones virtuales y redes sociales pasaron a ser el mejor aliado para dar continuidad a las actividades religiosas a pesar de la distancia.
En el caso del catolicismo, además de utilizar los recursos antes mencionados, continuaron con la transmisión televisada de la misa diaria a las 6:30 de la mañana y 6:00 de la tarde de lunes a viernes, y los fines de semana a las 6:30 A. M. y 5:00 P. M. por Televida, canal 41.
Con las flexibilizaciones de las medidas sanitarias gubernamentales, las agrupaciones religiosas, en el mes de junio, volvieron a celebrar cultos y eucaristías presenciales pero con estrictos protocolos preventivos.
Para evitar la concentración de feligreses, estos debían anotarse en listas como una forma de mantener el control de la cantidad de devotos que acudirían a los templos y así mantener el distanciamiento físico; esta modalidad de registro desapareció a finales del año pasado.
Una medida que aún permanece invariable es la petición de mantener a la población envejeciente y con complicaciones de salud fuera de las celebraciones presenciales. El uso de gel antibacterial y la toma de temperatura también llegaron hasta las iglesias.
Para los católicos, el saludo de la paz quedó restringido a un gesto sin contacto, mientras que la comunión solo se recibiría en la mano y bajo ningún concepto en la boca. En el caso de los Testigos de Jehová, sustituyeron las jornadas de predicación de casa en casa por estudios más breves por medio de las redes sociales y llamadas telefónicas.
Los testigos, actualmente siguen realizando sus reuniones de manera virtual hasta fecha indefinida. Las festividades especiales como Semana Santa 2020, Navidad y otras, cambiaron de horarios para ajustarse a las restricciones de toque de queda.
Recientemente, el miércoles 17 de febrero los cristianos católicos recibieron partículas de ceniza sobre la cabeza en lugar de que se les marcara la cruz con el polvo color gris, en la frente.
Fue la primera vez en que el Miércoles de Ceniza se desarrolló con ese protocolo, además los sacerdotes guardaban silencio mientras depositaban las cenizas.
Comer fuera de casa
Los manteles y cubertería de los restaurantes quedaron tendidos sobre las mesas ante la ausencia de clientes, por un periodo de cuatro meses, aproximadamente.
Aunque varias cadenas de comida debieron cerrar las puertas de algunas de sus sucursales por la crisis económica, otros se reinventaron para llevar sus productos hasta los comensales a través de los deliveries que se multiplicaron como nunca antes.
Alfombras desinfectantes, alcohol en las mesas, toma de temperatura, distanciamiento físico y uso obligatorio de mascarillas, fueron algunas de las medidas que los restaurantes adoptaron para prestar sus servicios, luego de la resolución emitida por Salud Pública que les permitió volver a recibir su clientela de forma presencial.
En el caso de los restaurantes de algunas cadenas hoteleras, restringieron sus característicos bufés con gran diversidad de opciones para probar, a donde el huésped se acercaba con su plato y se servía por sí mismo.
A raíz de la pandemia, los cucharones, espátulas o pinzas de cocina solo son tocados por los empleados de los restaurantes, que además cubren sus manos con guantes. Ellos sirven la cantidad que el usuario desea comer.
En un artículo publicado en el Listín Diario el 5 de mayo, el chef Leandro Díaz manifestó que “el sector restaurantero en el planeta será uno de los sectores más afectados por el coronavirus y posiblemente el que más tiempo demore en recuperase”.
EFECTOS
Impacto.
El chef Leandro Díaz sostuvo que para el país el impacto será aún mayor a raíz de la combinación de la pandemia con otros factores, lo que agudizaría la problemática.
La vacuna.
A casi un año de la transformación del estilo de vida de los dominicanos, la inoculación de la población aun parece ser la única llave que permitirá la reincorporación de los hábitos que fueron dejados por el Covid-19.
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