Los abuelos, padres y tutores iletrados que tratan de ayudar a los niños a tomar las clases en modalidad a distancia en este nuevo año escolar 2020-2021, tienen doble responsabilidad sobre sus hombros. Tratar de entender las tareas para ayudarles a los más pequeños de la casa, se ha convertido en una odisea.
“Yo no puedo ayudarlos porque no sé ni leer, ni escribir. Su mamá y su papá trabajan y salen a las 9:00 y pico de la noche”, dijo abrumada Morayma Medina, quien tiene a su cargo cinco nietos, mientras sus padres laboran hasta tarde de la noche.
La señora se disponía a poner en actitud de clase a uno de sus nietos, Ariel Félix Matos, de seis años de edad que cursa el segundo de primaria, mientras los demás estaban en la galería para no distraerlo.
Cuando reporteros de este diario llegaron a su vivienda en el sector Villa Juana, el televisor estaba ya encendido con las notas del Himno Nacional a todo volumen y niños que estaban en la parte delantera de la casa se pararon inmediatamente haciendo reverencia al Himno e imitando al niño que salía uniformado en la pantalla con la mano derecha en el pecho.
Pero ese no era el canal que le correspondía. Sin querer interrumpir el Himno, Ariel, le dijo a su abuela: “Mamá no es el 29”, momento en el que ella le permitió el control para que le localizara el canal.
Cuando se percataron lo cambiaron con inmediatez y ya las clases había iniciado. Al cuestionar a Morayma sobre su experiencia ayudando a los niños a tomar clases en la nueva modalidad “Aprendemos en casa preservando la salud”, expresó con toda sinceridad que aunque quieran ayudar no encuentran la forma.
“Es que no podemos, es que no podemos”, dijo con firmeza queriendo expresar tantas cosas que no sabía por cual iniciar. Siguió contando y dijo que una de sus nietas, Mariel Matos, de cinco años de edad, es su primer año escolar, por lo que no sabe cómo ayudarle.
Hasta el momento, Ariel y Mariel, ambos nietos de Morayma, se limitan solo a ver el contenido de los audiovisuales para ir adaptándose hasta que alguien con conocimientos le enseñe a leer y escribir correctamente.
Los demás nietos de la señora son de más edad y estos les ayudan “un poco” ya que también tienen que lidiar con sus tareas y estar pendientes a sus horarios.
En la casa de Morayma hay un televisor y aunque repiten la clases en diferentes horarios la energía eléctrica es inestable, problemática que dificulta el desarrollo exitoso de la docencia en modalidad a distancia en algunos hogares dominicanos.
No están aprendiendo
“Ella no la está cogiendo (su nieta Marel), porque es el mismo televisor. Estamos enseñando a el niño a ver”, dijo y agregó: “Mira las letras que tiene, que no sabe escribir bien. ¿Y entonces? No estamos en nada así, es un problema que hay que solucionarlo”, concluyó.
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Otro testimonio
“Esta muchacha no entiende. Siento que se me va a reventar el corazón, yo tengo un sofoque que no lo soporto”, dice desesperada una abuela que le ha tocado enseñara su nieta durante las clases a distancia.
Con la voz alterada y notablemente sofocada la señora continua diciendo: “Yo no sirvo para profesora, si usted no le puede dar clase bórrela de la escuela, porque yo no puedo. No sé de letra, yo no sé nada”, expresó.
Volver a las aulas
“Deben de coger aunque sea de 10 niños por curso. En la mañana, 10 estudiantes, con uno o dos profesores y en la tarde lo mismo”, sugirió Morayma, desesperada ya que los niños requieren de la intervención de un profesional para que puedan aprender.
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