WASHINGTON.- Estados Unidos inauguró hoy un nuevo año y una nueva era
de la mano de Donald Trump, un millonario impredecible que ha
encandilado a la clase trabajadora con un mensaje populista y que se
dispone a hacer temblar los cimientos de las relaciones internacionales.
"Deseando empezar un maravilloso y próspero 2017 mientras trabajamos
juntos para hacer a Estados Unidos grande de nuevo", dijo anoche Trump
en la red social Twitter.
El mangante despidió el año con una fiesta en su club privado
Mar-a-Lago, en el sur de Florida, y no perdió oportunidad para volver a
incomodar a China al decir que "ya vería" si se reúne con Tsai Ing-wen,
presidenta de Taiwán que pasará por Estados Unidos en enero de camino a
Centroamérica.
Trump y la presidenta de Taiwán (territorio que China considera suyo)
hablaron por teléfono tras los comicios, una comunicación de alto nivel
que ignoró cuatro décadas de relaciones basadas en el reconocimiento de
EEUU de una "sola China", encarnada en el Gobierno de Pekín y contraria
a las aspiraciones independentistas de Taiwán.
Además, Trump volvió a mostrarse escéptico sobre los informes de
inteligencia que aseguran que Rusia trató de influir en las elecciones
presidenciales mediante ataques cibernéticos con el fin de dañar a la
candidata demócrata Hillary Clinton.
El millonario neoyorquino aseguró que él tiene conocimiento de "cosas
que nadie más sabe" sobre los ataques cibernéticos y prometió que el
público conocerá esa información "el martes o el miércoles".
Trump, que asumiría el poder el 20 de enero, ha mostrado un deseo de
cambiar el rumbo de las relaciones entre Moscú y Washington, en su punto
más tenso desde hace décadas.
Por el momento, Trump ha insinuado que su sintonía con el presidente
ruso, Vladímir Putin, puede servir para cumplir con su meta de vencer al
Estado Islámico y también para resolver la guerra en Siria, cuyo
recrudecimiento queda como uno de los mayores fracasos en la política
exterior del presidente, Barack Obama.
Con la vista puesta en 2017, los analistas coinciden en que la
Presidencia de Trump provocará un terremoto en la comunidad
internacional por su promesa de poner a "Estados Unidos primero" y de
inyectar una buena dosis de "imprevisibilidad" a las relaciones del país
con sus tradicionales aliados y enemigos.
"Estamos entrando en un territorio desconocido en lo relativo a la
política exterior de Donald Trump, que nunca ha tenido un cargo público y
ha demostrado un conocimiento o interés limitado en asuntos
exteriores", dijo a Efe un experto en política exterior en el centro de
estudios Brookings, Ted Piccone.
En una reflexión conjunta, publicada esta semana, los expertos del
centro Brookings engloban el triunfo de Trump en un fenómeno global en
el que los votantes han elegido la opción del cambio, como ocurrió en
Gran Bretaña con la victoria del "brexit" y en Colombia con el rechazo
al acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC.
El discurrir del 2017 desvelará si ese fenómeno golpea los procesos
electorales de dos de los pilares más poderosos del viejo continente:
Francia, donde espera dar la sorpresa la ultraderechista Marine Le Pen
del Frente Nacional (FN), y Alemania, donde Angela Merkel lucha para
seguir como canciller.
En su primer día en el cargo, Trump ha prometido que iniciará
acciones para acabar con la reforma sanitaria de Obama y para renegociar
los tratados de libre comercio con el fin de "traer de vuelta" los
empleos de las empresas que han trasladado su producción fuera de
Estados Unidos.
"En mi primer día en el cargo proclamaré un montón de decretos",
anunció Trump en un vídeo de febrero, en plena campaña electoral y en el
que aseguró que acabará con los "ataques" al derecho de los
estadounidenses a poseer y portar armas, así como con los "ataques" a la
frontera entre México y EEUU.
Aunque ha dicho que hará pleno uso de su poder Ejecutivo, Trump tiene
de su lado a todo el Legislativo, pues sus correligionarios
republicanos cuentan con la mayoría en las dos cámaras del Congreso.
El Legislativo inaugura su nuevo periodo de sesiones el 3 de enero,
momento en el que pueden comenzar en los comités del Congreso las
audiencias para debatir sobre las designaciones de Trump para su
Gobierno, aunque las votaciones tienen que esperar hasta la investidura
del millonario neoyorquino.
El fin de los ocho años de Gobierno de Obama llegará el 19 de enero, el último día en que ejercerá como presidente.
De esta forma, el 20 de enero Trump inaugurará oficialmente una nueva
era, se hará con el título de "presidente de EEUU", jurará la
Constitución en las escaleras del Capitolio y presenciará el tradicional
desfile frente a la emblemática Casa Blanca, su residencia durante los
próximos cuatro años. EFE
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