Hace poco leímos un artículo de opinión de un destacado intelectual dominicano que analiza los problemas que inciden en el caótico tránsito vehicular de nuestro país.
Según el acucioso y sólido analista, el desastre del tránsito dominicano tiene como causas principales, la falta de educación y la carencia de paciencia del dominicano.Pudiéramos estar completamente de acuerdo con los criterios del Dr. Ricardo Nieves, si el dominicano fuera un ser humano diferente a los demás habitantes del globo. A la República Dominicana, llegan extranjeros de diferentes partes del mundo, y un alto porcentaje de éstos en pocos meses, asumen las costumbres desordenadas que les ofrece el país.
En el año 1991, trabajábamos para una industria de zona franca localizada en Nigua, en la provincia de San Cristóbal. Para esa época, en el 2do período del último gobierno del Dr. Balaguer hubo una gran crisis de combustibles; el gerente de planta de la industria era un ciudadano noruego con pocos meses en el país, y nos llamó a su presencia para ofrecernos dinero para sobornar a los despachadores de combustible de la Refinería Dominicana de Petróleo.
Señor, ¿Cómo vamos hacer eso, está usted pidiéndonos que cometamos un delito?, y su respuesta fue: “según he observado en estos meses, en este país las reglas las dictan las conveniencias individuales”. El objetivo era conseguir combustible para mantener la planta de emergencia operando.
Ese ejemplo nos deja ver que, no importa de donde venga la gente, ni sus niveles de educación, si el país lo que le ofrece es un desorden, ellos se acostumbrarán a ese estilo de vida.
Otro ejemplo inverso, lo constituyen la cantidad de inmigrantes con baja escolaridad y analfabetos que alcanzan las ciudades norteamericanas. Los dominicanos estamos entre esas estadísticas; llegan a EEUU, y en poco tiempo memorizan el manual de conducir y en menos de lo que canta un gallo, están en las calles conduciendo un vehículo.
Pregunta del millón
Ahora, la pregunta del millón: ¿conducen igual que en República Dominicana? No, no manejan de la misma forma que lo harán cuando vuelvan a su país. En EEUU existe un régimen de consecuencia, para quien viole las leyes y las normas de comportamiento, y por muy poca educación que tenga cualquier persona, no hoza transgredir las leyes, a menos que sea un delincuente consuetudinario.
Veamos los orígenes del problema del tránsito: El crecimiento económico y demográfico del país, se aceleró a partir de 1996; a partir de ese año comenzó a crecer el parque vehicular, sin que se descartaran los vehículos destartalados que poblaban las avenidas y rutas del país.
El gobierno de 1996 al 2000, del Dr. Leonel Fernández visualizó el problema, y tomó dos medidas básicas; creó la AMET (Autoridad Metropolitana de Transporte) ideada y dirigida por el Ing. Hamlet German. Era una división técnica-policial metropolitana que ordenaba y vigilaba el tránsito en las ciudades. La AMET funcionó muy bien bajo la dirección de Hamlet y las calles parecían diferentes y ordenadas.
La otra medida de ese gobierno que trataba de adelantarse al caos, fue la importación de unidades nuevas de transporte, para reemplazar parte de los deteriorados carros públicos capitalinos. Esto comenzó muy bien y terminó muy mal.
¿Por qué?. Porque el gobierno del Ing. Hipólito Mejía que sustituyó al anterior al frente del Estado, tomó esta iniciativa como base para una importación desordenada de miles de unidades de transporte (Plan Renove) que inundaron las calles sin ningún orden establecido.
Cuando terminó el período del 2000 al 2004, el país era un desorden en todos los sentidos, y obviamente también en el transporte y tránsito público.
Para poner los puntos sobre las “ies”, el país importó de forma indiscriminada millones de motocicletas que en todas nuestras ciudades parecen nubes de langostas. Como dijo el presidente Abinader en campaña “son una plaga”, lo que no dijo fue que, es una plaga creada por el sistema.
Con el Dr. Nieves estamos de acuerdo en muchos de los conceptos que emite a manera de enseñanza; por ejemplo cuando dice que: “el descalabro educativo, es un fracaso personal, y sus consecuencias una hecatombe sociológica” o cuando expresa que “ningún descuido tiene mayor costo que, la deuda cuantiosa que reclama la ignorancia”. Jamás hozaríamos cuestionar la experticia profesional de don Ricardo Nieves, simplemente tenemos otro punto de vista.
Peso moral
Las autoridades para ganar el aval social, necesitan un peso moral; y si esas autoridades son las encargadas de aplicar las leyes, deben ser los primeros en respetarlas; nadie respetará a quien no se respete a sí mismo.
Por la inexistencia de estas características, se nos hace tan difícil instaurar un régimen de consecuencia, para todas las circunstancias de la vida dominicana.
El desorden en el tránsito vehicular en República Dominicana es solo un aspecto del desorden del país.
jpm-am
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