Naciones Unidas, 7 mar (Prensa Latina) La Organización de Naciones Unidas (ONU) desestimó hoy la retirada de su personal en Haití en medio de la alarmante escalada de la violencia y el accionar de las pandillas sobre todo en la capital.
Un comunicado del secretario general, António Guterres, consideró extremadamente frágil la situación en Puerto Príncipe y reiteró la necesidad de tomar medidas urgentes, incluido el financiamiento de la Misión de Apoyo Multinacional para la Seguridad, aprobada en octubre.
PIDE DEJAR DE LADO DIFERENCIAS
El portavoz del titular de la ONU, Stéphane Dujarric, insistió en sus llamados para que el Gobierno de Haití y todas las partes interesadas dejen de lado sus diferencias y avancen por «un camino común hacia la restauración de las instituciones democráticas».
Sus comentarios, previo a una reunión cerrada del Consejo de Seguridad sobre la situación en el país, advirtieron además de la necesidad de acceder a población atrapada por la violencia.
Las familias desplazadas están traumatizadas, añadió el vocero al confirmar que la mayoría de los 15 mil haitianos obligados a abandonar sus hogares durante la última oleada son mujeres y niños.
«El acceso a alimentos, atención médica, agua e instalaciones de higiene y apoyo psicológico se encuentran entre las necesidades más urgentes de los civiles en Puerto Príncipe», agregó.
PRIMER MINISTRO PERMANECE EN PUERTO RICO
Mientras tanto, el primer ministro haitiano, Ariel Henry, permanece en Puerto Rico sin poder regresar al país luego de las elevadas amenazas de las bandas organizadas.
Dujarric no descartó que el organismo multilateral forme parte de los esfuerzos para apoyar el retorno de Henry a Puerto Príncipe.
«Seguimos muy de cerca su paradero», remarcó al respecto.
ADVIERTEN SOBRE IMPACTO DE LA VIOLENCIA
Por su parte, las organizaciones humanitarias de la ONU advirtieron del impacto de la violencia en hospitales, centros de salud y escuelas en Puerto Príncipe y algunas otras áreas vecinas de Haití.
De acuerdo con los reportes, la infraestructura sanitaria está al borde del colapso mientras el principal hospital público de la capital cerró debido a la violencia y a la imposibilidad del personal de llegar al centro.
Otras instalaciones de importancia que reciben a civiles heridos están sobrecargados, en parte debido al número de personas afectadas.
«La violencia continua hace que nos resulte extremadamente difícil realizar nuestro trabajo humanitario y, por supuesto, nos centra en lo que debemos hacer en el ámbito político», subrayó al respecto Dujarric.
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