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54Grado.com : Hoy es viernes 26 de diciembre del 2025. Faltan 5 días para el año 2026. temperatura: la máxima estará entre 31 °C y 33 °C y la mínima entre 22 °C y 24 °C :.... Efemérides Nacionales: 1522. Debido al maltrato recibido, se produce la primera sublevación de esclavos negros en el Nuevo Mundo en el ingenio azucarero "La Duquesa", propiedad de don Diego Colón. 1863. El gobierno revolucionario instalado en Santiago de los Caballeros anuncia la guerra marítima contra España, dispone trato humano para los detenidos por las tropas y declara al general Pedro Santana traidor a la Patria. 1937. El presidente dominicano Rafael Trujillo invita a su colega haitiano Stenio Vincent a suscribir un pacto de honor, proclamando que los incidentes fronterizos "no podrán conducir nunca los dos pueblos vecinos a una lucha armada" 2005. Se registra en la Plaza de la Salud el nacimiento de sextillizos (tres varones y tres hembras). 2010. Tras varias semanas de gravedad en un centro de salud privado, muere el ex presidente Salvador Jorge Blanco. 2023. La Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia rechaza un recurso de casación en contra de una sentencia dictada por la Segunda Sala del Tribunal Superior Administrativo (TSA), que declara lesivo al interés colectivo la construcción delAeropuerto Internacional de Bávaro (AIB) y ordena la paralización de la misma. 2024. Oficiales de la Dirección General de Aduanas (DGA) detectan en el puerto de Haina un contenedor de importación con un contrabando que totalizó 3,020,000 cigarrillos y 6,027 unidades de municiones de calibres 9, 12, 16 y 20 milímetros, introducidos con declaración falsa para evadir el pago de RD$16,698,082 millones. 1620. Los peregrinos del Mayflower desembarcan en Plymouth. 1776. En la Guerra de Independencia de EE.UU. se produce la batalla de Trenton (New Jersey), en la que son derrotadas las tropas británicas. 1805. Mediante el Tratado de Pressburg, Venecia y Dalmacia pasan a ser territorios bajo el mando de Napoleón, finalizando así más de mil años de la Serenisima República. 1893. Nace en Pekín, el líder máximo del Partido Comunista y la República Popular China. 1925. Turquía adopta el calendario Gregoriano. 1926. Hirohito es proclamado nuevo emperador de Japón. 1941. Winston Churchill es nombrado Primer Ministro británico. 1946. Con la apertura del Hotel Flamingo, empieza una nueva era en la vida de Las Vegas. 1985. Por primera vez en la historia de los tribunales de Estados Unidos, un jurado completamente blanco del Sur de Alabama, condena a tres miembros del Ku Klux Klan por el asesinato de la activista de derechos civiles blanca, Viola Liuzzo. - Es brutalmente asesinada en su vivienda de Ruhengeri (Ruanda) la zoóloga, conservacionista, defensora de los gorilas y ecologista estadounidense, Dian Fossey, autora del libro "Trece años con los gorilas de montaña", en el que sus denuncia a los cazadores furtivos de gorilas de montaña. 1991. La Cámara de las Repúblicas del Soviet Supremo soviético declara el fin de la URSS a partir de la ratificación del Tratado de la Comunidad de Estados Independientes (CEI). 1996. Entra en vigor la Convención de la ONU contra la Desertización, redactada por mandato de la "cumbre" de la Tierra (Río de Janeiro, 1992) y firmada en 1994 por 115 Estados. 1998. En Angola, un accidente aéreo provoca la muerte de cuatro tripulantes y 10 pasajeros de un avión de la ONU que se estrella en la zona de conflicto entre militares y guerrilleros. 2004. Un maremoto de 9.0 grados en la escala de Richter provoca un tsunami que afecta varias naciones del Sudeste Asiático, provocando la muerte a más 280,000 personas. 2005. Puerto Rico rechaza un reporte de Estados Unidos, en el que señala tiene la última palabra para definir la condición territorial de este estado libre asociado. 2012. Las fundaciones españolas "Madrid Paz y Solidaridad" y "Consejo General de la Abogacía Española" piden a la Corte de Constitucionalidad de Guatemala no otorgar amnistía al general golpista José Efraín Ríos Montt, procesado por genocidio y crímenes de guerra. 2019. La organización sin ánimo de lucro Gun Violence Archive, revela que más de 38.000 personas murieron en Estados Unidos por el uso de armas de fuego durante este año, en el que registraron más tiroteos que días transcurridos hasta la Nochebuena. - La Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia confirma la condena de 10 años de prisión impuesta al expresidente salvadoreño Tony Saca, además de devolver al Estado US$260,7 millones. 2022. La Policía brasileña desactiva una serie de artefactos explosivos encontrados en un pastizal en los alrededores de Brasilia a una semana de la investidura del nuevo presidente Luiz Inácio Lula da Silva y un día después de ser detenido un hombre que intentó detonar un artefacto en el aeropuerto de la capital, quien confesó que su objetivo era provocar caos para impedir la toma de posesión de Lula el próximo 1 de enero. 2023. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, pasa un balance relativamente positivo de un "histórico" 2023, año en el que el organismo declaró en mayo el final de la emergencia internacional por la pandemia de COVID-19, lo que marcó un giro de 180 grados en el mundo después de tres años de crisis, dolor y pérdidas en todo el mundo. 2024. La compañía propietaria del mercante ruso ´Ursa Major´ que se hundió el pasado día 23 en aguas internacionales del mar Mediterráneo, estima que el buque naufragó a causa de un ataque terrorista previamente planificado. - El 'zar de la frontera' de Donald Trump, Tom Homan, anuncia en una entrevista con el diario The Washington Post, que el futuro Gobierno de Estados Unidos reintroducirá la detención de familias migrantes cuando llegue al poder el 20 de enero.

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domingo, 15 de noviembre de 2020

Para saber qué es un periodista: busquen su nombre


 Patrick CockburnLondres, Reino Unido

Conocí a Robert en Belfast, en 1972, en el clímax del conflicto en Irlanda del Norte, cuando él era corresponsal del Times de Londres y yo escribía mi tesis de doctorado sobre historia irlandesa en la Universidad de la Reina.

Yo daba también mis primeros pasos tentativos en el periodismo, mientras él ganaba rápidamente fama como un reportero meticuloso y sumamente informado, que tomaba con escepticismo –e investigaba con rigor– las afirmaciones de todos los partidos, fueran hombres armados, oficiales del ejército o funcionarios del gobierno.

Nuestras carreras avanzaron en direcciones paralelas porque estábamos interesados en los mismos temas. Fuimos ambos a Beirut a mediados de la década de 1970 para escribir sobre la guerra civil libanesa y las invasiones israelíes. A menudo informábamos sobre los mismos sucesos sombríos, como la masacre de palestinos en Sabra y Chatila por milicianos cristianos apoyados por Israel, en 1982, pero por lo regular no viajábamos juntos porque, además de que a Robert le gustaba trabajar solo, escribíamos para diarios en competencia.

Cuando llegamos a viajar juntos durante las guerras, siempre me impresionó la disposición de Robert a correr riesgos, pero sin temeridad, asegurándose de que tuviéramos un conductor de confianza y que el auto contara con gasolina no rebajada con agua. Una razón por la que logró tantas primicias periodísticas –como averiguar sobre la matanza de 20 mil personas por Hafez el Assad en Hama, Siria, en 1982– fue porque era un viajero incansable. Un amigo recuerda: “Era la única persona que he conocido que podía, casi sin esfuerzo, hacer epigramas sobre las aldeas del sur de Líbano al mismo tiempo que pasaba por ellas en automóvil”.

Sin embargo, había una razón sumamente seria por la que visitaba esas aldeas. Cuando era yo corresponsal en Jerusalén, en la década de 1990, esos poblados fueron blanco en repetidas ocasiones de ataques aéreos israelíes, que según los militares estaban dirigidos exclusivamente contra los “terroristas”, por lo que, si había muertos o heridos, invariablemente se les describía como hombres armados que merecían su destino. Casi nadie verificaba si era cierto, excepto Robert, quien viajaba a esas aldeas devastadas e informaba con gráfico detalle sobre los cuerpos de hombres, mujeres y niños, y entrevistaba a los sobrevivientes.

Robert estaba a sus anchas en Beirut, con su atmósfera de libertad y cierta anarquía, un lugar siempre en el filo de la navaja y con pobladores –libaneses, palestinos, exiliados de todo tipo– que eran sobrevivientes de nacimiento, aunque a veces las probabilidades en su contra eran demasiado grandes. Tenía una simpatía natural por sus sufrimientos y una rabia contra quienes los infligían. Su simpatía no se limitaba a las víctimas del presente: durante décadas escribió acerca del genocidio armenio, perpetrado por los turcos otomanos durante la Primera Guerra Mundial. Publicaba diarios y documentos sobre el asesinato en masa de armenios, relatos que otros corresponsales sentían que había que dejar a los historiadores.

Pero Robert era mucho más que un periodista que catalogara los sucesos y flagelos del presente. Fue un historiador además de reportero, que escribió, entre muchos otros libros, La gran guerra por la civilización: la conquista de Medio Oriente. Yo nunca terminé el doctorado en Belfast porque la violencia se volvió demasiado intensa para hacer trabajo académico, pero Robert obtuvo su doctorado en el Trinity College con su tesis sobre la neutralidad irlandesa en la Segunda Guerra Mundial. Lo que quiero decir es que él era mucho más que una persona que cubría “las noticias”, puesto que si su periodismo –con todas sus exclusivas y revelaciones– tenía tal profundidad era porque él era, en muchos aspectos, “un historiador del presente”.

También, por supuesto, era un magnífico reportero que bullía con energía nerviosa, a menudo balanceando su peso de un pie al otro, cuaderno en mano, mientras interrogaba a las personas y ahondaba en lo que en verdad había ocurrido. No daba nada por sentado, y con frecuencia despreciaba a quienes lo hacían. No inventó aquel viejo dicho de periodistas de que “nunca creas nada hasta que sea desmentido oficialmente”, pero se inclinaba a creer en su mensaje de escepticismo. Sospechaba de periodistas que cultivaban fuentes diplomáticas y “oficiales” que no podían nombrarse y en cuya veracidad se nos invitaba a confiar.

Algunos han respondido a sus críticas con perplejidad y resentimiento: durante la contrainvasión de Kuwait en 1991, dirigida por Estados Unidos, un periodista estadunidense “incrustado” se quejó de que Robert informaba indebidamente sobre los acontecimientos, cuyo conocimiento debía estar confinado a un pool de corresponsales que habían recibido sanción oficial. Otro periodista estadunidense con sede en Londres me dijo, a principios de la década de 1990, que Robert era un magnífico escritor y reportero, pero que le había sorprendido la cantidad de sus colegas que torcían el gesto cuando se mencionaba su nombre. “He pensado en eso”, me dijo, “y creo que 80 por ciento de la razón es pura envidia de parte de ellos.”

Nos vimos con más frecuencia cuando ambos ingresamos a The Independent, Robert en 1989 y yo en 1990, en vísperas de la primera Guerra del Golfo. Yo estuve en Irak durante la mayor parte de la guerra y Robert en Kuwait. Más de doce años después nos reunimos en Bagdad, después del derrocamiento de Saddam Hussein, y viajamos juntos a través del desierto hacia Jordania. Recuerdo que nos detuvimos largo tiempo en el lado jordano de la frontera porque Robert había recuperado, entre los escombros de una estación de policía en Basora, en el sur de Irak, un archivo con poemas laudatorios escritos al feroz jefe policiaco de Saddam en esa ciudad por sus subalternos, con ocasión de su cumpleaños. Algunos funcionarios jordanos creían que esas cobardes ofrendas eran hilarantes, pero a otros les parecieron misteriosas y nos mantuvieron horas esperando en el destartalado puesto fronterizo mientras recibían permiso oficial para dejarnos cruzar.

Conforme envejecimos, nos acercamos más. Tuvimos dudas similares acerca del resultado benéfico de la llamada primavera árabe de 2011, pues habíamos visto que un optimismo similar sobre la invasión de Irak en 2003 produjo un paroxismo de violencia. Ninguno de los dos creía que Bashar el Assad y su régimen fueran a caer, en un tiempo en que eso era sabiduría convencional entre los políticos y los medios. Sugerir cualquier cosa en contrario lo etiquetaba a uno de inmediato como partidario de Assad. Lo razonable era pasar por alto esas diatribas, pero Robert y yo solíamos aconsejarnos uno al otro no reaccionar de más y, por tanto, dar alas a algunas versiones crudamente mendaces.

En los quince años pasados, hablamos casi una vez por semana acerca todo, desde el estado del mundo hasta el de nosotros mismos, complementando las llamadas telefónicas con mensajes periódicos de correo electrónico. Una vida empleada en describir crisis y guerras lo hizo más filosófico sobre la pandemia del coronavirus que a quienes tenían menos experiencia directa de las calamidades. En uno de los últimos correos que recibí de él, escribió: “La covid-19, a menos que se convierta en un tigre, será vista como un riesgo más para la vida humana, como los accidentes de automóvil, el cáncer, la guerra, etc. Los humanos no necesariamente combaten la enfermedad con dolor y justicia. Se limitan a sobrevivir y seguir tirando, pese a todo.”

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