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Efemérides

54Grado.com : Hoy es sábado 20 de abril del 2024 . Faltan 255 días para el año 2025. Temperatura: la máxima estará entre 31 °C y 33 °C y la mínima entre 22 °C y 24 °C :.... Efemérides Nacionales: 1564. Un terremoto destruye varias ciudades del Cibao, entre éstas Santiago y La Vega. 1857. El Senado Consultor emite el decreto 163, mediante el cual autoriza al Poder Ejecutivo a imprimir seis millones de pesos en papel moneda. 1967. El héroe del 30 de Mayo, Luis Amiama Tió renuncia al cargo de Secretario de Interior y Policía, nombrado en esa posición para dirigir las investigaciones del atentado hecho contra el general Antonio Imbert Barrera, su compañero de acción en el ajusticiamiento del generalísimo Rafael Trujillo. 1970. Fallece de manera repentina el candidato presidencial del Movimiento de Conciliación Nacional, Héctor García-Godoy, siendo sustituido en esa posición electiva por Jaime Manuel Fernández. 2004. República Dominicana y Honduras anuncian la inminente salida de sus tropas de Irak. 2007. Concluye en Santo Domingo la XIII Reunión Ministerial del Grupo Río y la Unión Europea, la que aprobó donar a América Latina 2,700 millones de euros en un período de seis años, de los cuales 233 millones serían para a Haití. 2010. Un helicóptero de la caballería aérea del Ejército Nacional asignado a la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) derriba una avioneta a cinco millas de la Isla Saona donde fue encontrado el fuselaje y parte de la droga que traía. 2012. La Fiscalía de Santiago acoge la querella que contra el comunicador Marcos Martínez interpuso la candidata vicepresidencial del PLD, Margarita Cedeño, por denunciar que ésta tenía cuentas millonarias en un banco europeo a su nombre. 2020. La Junta Central Electoral inicia un proceso de reestructuración en procura de recuperar su imagen y credibilidad, afectada con el fracaso de las elecciones municipales del 16 de febrero y sacudida por auditorías de organismos internacionales que pusieron al desnudo su mala gestión informática. 2021. El almirante Craig Faller, comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, llega al país para participar en una conferencia de seguridad de las naciones del Caribe, cuyo tema central es "Combatiendo el tráfico ilícito y respondiendo a desastres naturales en un escenario de COVID". - La Fiscalía de Villa Altagracia, Fátima Sánchez Guzmán, dispone el arresto del coronel César Maríñez, superior jerárquico de la patrulla policial que el 30 de marzo acribilló a los esposos Joel Eusebio Díaz Ferrer y Eliza Muñoz Marte así como herir a Claudio Ramírez Lamais, después de participar en una actividad religiosa. - Al menos 25,570 venezolanos en situación irregular se acogen al Plan de Normalización de Estatus que implementa el gobierno desde el lunes 12 de Abril, a través de la Dirección General de Migración, los ministerios de Interior y de Relaciones Exteriores, entre otros organismos estatales. 2023. La Cámara de Cuentas revela en un Informe de la Investigación Especial dirigida al control interno de la Junta Central Electoral (JCE), en el que se afirma haber detectado irregularidades de RD$333,471.23 relacionadas con las reposiciones de fondos de caja chica del departamento de Servicios Generales, durante el período 2019-2020. Internacionales: 1792. La Asamblea Francesa declara la guerra a Austria, Prusia y Cerdeña. 1810. La Capitanía General de Venezuela o Junta de Gobierno, proclama "la existencia de una soberanía nacional" desligada de España. 1898. El presidente de Estados Unidos, William McKinley envía un ultimátum a España demandando el cese de las hostilidades a las tropas cubanas, lo que fue rechazado por el país europeo. 1923. Se suprime en Italia la fiesta del 1º de Mayo. 1939. Es inaugurada la Feria Mundial de New York. 1945. En la Segunda Guerra Mundial, la artillería soviética dispara sobre Berlín y soldados de Stalin alcanzan los suburbios de la capital alemana. 1961. Fracasa la invasión en Cuba de la Bahía de Cochinos, financiada por Estados Unidos a desafectos del régimen de Fidel Castro. 1970. Unos 20 mil soldados norteamericanos y survietnamitas penetran en Camboya para destruir depósitos de armas y bases norvietnamitas. 1978. Cazas soviéticos derriban un Boeing 747 de Korean Airlines. 1993. Muere el actor cómico mexicano Mario Moreno, "Cantinflas". 1999. En el liceo de Columbine, Colorado, 12 estudiantes y un profesor son asesinados por dos estudiantes que habían pasado meses planeando vengarse de sus compañeros, los que terminan suicidándose. 2005. El Congreso ecuatoriano destituye al presidente Lucio Gutiérrez, luego de varios días de movilización popular, demandando su relevo. 2007. Un hombre armado mata a uno de sus rehenes y luego se suicida, tras estar rodeado por la policía en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas. 2008. El ex obispo católico Fernando Lugo, gana las elecciones presidenciales paraguayas, que pusieron fin a 61 años de gobierno del centroderechista Partido Colorado. 2010. En el Golfo de México tiene lugar una explosión en la torre de la plataforma petrolera de capital británico Deepwater Horizon, provocando un incendio y la desaparición de 11 personas. 2011. En Libia, dos fotoperiodistas occidentales, incluido un director de cine nominado al Óscar, son muertos, mientras otros dos periodistas que trabajaban a su lado resultan heridos, en la ciudad sitiada de Misrata mientras cubrían batallas entre los rebeldes y el ejército del gobierno libio. 2012. En Islamabad, fallecen los 127 ocupantes del avión (118 pasajeros y nueve tripulantes) que se estrelló en una zona residencial a las afueras de esta ciudad, a unos diez kilómetros del aeropuerto de la capital. 2013. Fallecen 193 personas y 12,200 resultan heridas durante el terremoto de 7 grados en la escala de Richter que sacudió la provincia central china de Sichuan. - En Italia, es relecto el presidente Giorgio Napolitano, en sexta votación por falta de acuerdo. 2021. El presidente de Chad, Idriss Déby Itno, quien gobernaba el país desde hace 30 años, muere debido a las heridas de balas recibidas en una operación militar contra los rebeldes en el norte del país - Tras el jurado de seis blancos y seis negros deliberar durante dos días, el ex oficial de la policía de Minneapolis, Derek Chauvin es condenado por de asesinato y homicidio involuntario contra el afroamericano George Floyd, en un caso que desató protestas mundiales. 2022. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos Janet Yellen y el ministro de Finanzas de Ucrania, Serhiy Marchenko, junto a varios ministros de finanzas y directores de bancos centrales, abandonaron una reunión del Grupo de los 20 cuando el representante de Rusia comenzó a hablar. 2023. El secretario de Estado de Seguridad británico, Tom Tugendhat, asegura que los países democráticos deben liderar el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) para adelantarse a los intereses de "serios rivales" como Rusia y China.

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domingo, 5 de noviembre de 2017

El hombre que mató a Facundo Cabral

El trovador tenía setenta y cuatro años pero conservaba su figura elegante. Vestía jeans, suéter azul y chaqueta café y ocultaba sus ojos, que ya no veían bien, tras unas gafas de vidrio de botella del mismo color.
Facundo Cabral pisó con parsimonia el escenario del Teatro Roma de Xela, Guatemala, en la fría noche del 7 de julio de 2011. En una mano portaba un bastón de madera y en la otra la guitarra, la inseparable. Se sentó en una silla y comenzó a desplegar un repertorio que había acompañado media vida a gente como Raúl Barreno, que lo contemplaba hipnotizado desde una butaca en la décima fila. Hacía diez años que había asistido en el mismo lugar a un concierto del argentino, pero le parecía como si lo escuchara por primera vez.
Durante poco más de una hora, Cabral compartió su fidelidad al amor, a Dios y a su madre, a la que recordó como siempre: “Mi madre era una mujer grandiosa, divina, durísima, porque cuando tenía nueve años, cuando me fui, me dijo que ése era el último regalo que me daba. El primero había sido la vida y el segundo, y último, la libertad para vivirla”. Recitó “Mi pobrecito patrón” y “Éste es un nuevo día”, canciones que hablan del amor y la convivencia a pesar de haber sido un niño alcohólico, sufrir la cárcel y después el exilio. “Porque uno no vive solo y lo que a uno le pasa le está sucediendo al mundo, única razón y causa”, susurraba en la introducción de “No soy de aquí, ni soy de allá”. Ése fue el tema que cerró el concierto.
Antes de rasgar los últimos acordes, Cabral se levantó por un instante y encorvándose para reverenciar al público, se despidió:
—Gracias por la amistad de tantos años. Sepan que fueron una parte importante de mi felicidad. Sepan que los voy a llevar en mi corazón hasta el momento final.
Al bajarse el telón, Facundo Cabral dejó de recitar para siempre. Fue su última actuación. Su voz se esfumó dos días después cuando fue acribillado en un coche camino al aeropuerto de la ciudad de Guatemala.
Sobre la pared de la sala de Henry Fariñas colgaba un cuadro en el que aparecía Facundo Cabral juntó a él, su esposa y sus dos hijos. En el librero guardaba los discos del argentino, e incluso coleccionaba los libros y entrevistas en las que era protagonista al que llamaba “maestro”. Hacía años que eran amigos y Fariñas, un empresario nicaragüense del mundo del espectáculo, había llevado a Cabral a Nicaragua en varias ocasiones y gestionado otros conciertos en Centroamérica, entre ellos el último celebrado en Xela. La íntima relación que los unía llevó a este hombre de cuarenta y dos años, de pelo chino y ojos negros, a estar presente en los últimos momentos de la vida del cantautor. Aquel 9 de julio de 2011, Fariñas insistió en llevarlo al aeropuerto en su Range Rover blanco, el mismo que apenas unos minutos después sería baleado por veinticinco disparos, tres de los cuales matarían a Cabral. Fariñas sobreviviría.
Cuando todavía dos mil personas lloraban en la ciudad de Guatemala al artista en la escena del crimen, Fariñas testificó que el autor intelectual del asesinato había sido Alejandro Jiménez, un supuesto narcotraficante costarricense que lo quería muerto por haberse negado a venderle el Elite Night Club, el antro nocturno que regentaba en Managua. En el momento en que se presentaba al mundo como un empresario y promotor musical honrado, víctima de la coacción del narco, el teniente José León Gadea y el inspector Pedro Manuel Sánchez, de la policía de Nicaragua, ya lo tenían fichado. Desde 2010 le seguían la pista por pertenecer a una organización de tráfico de drogas internacional.
Ese año, según la investigación, Fariñas entró a formar parte de la red liderada por Gabriel Maldonado Siller, un ex policía federal mexicano, el colombiano Francisco García, alias El Fresa, y Alejandro Jiménez, El Palidejo. Precisamente en el Elite Night Club, en sesiones privadas de mujeres, alcohol y miles de dólares, Fariñas trabó amistad con El Palidejo, quien depositó su confianza en él para gestionar la ruta en Nicaragua. La relación fructificó durante un año. No era extraño ver a Fariñas visitando a su amigo en Costa Rica, quien lo presentaba como un allegado a la familia.
En mayo de 2011, sin embargo, la ambición lo perdió. Las autoridades nicaragüenses capturaron a Siller y desmantelaron su banda, Los Charros. Fariñas, según las investigaciones policiales, aprovechó el descabezamiento de la organización para robar mercancía e intentar venderla por su cuenta. El Palidejo, según las autoridades, decidió vengarse.
Catorce meses después del asesinato de Facundo Cabral, la justicia nicaragüense condenó a Fariñas a treinta años de prisión, la pena máxima, por tráfico internacional de drogas, lavado de dinero y crimen organizado.
Cuando veía la sotana blanca asomarse por el pasillo, Alejandro Jiménez se escondía inmediatamente. Todos los alumnos del Colegio Claretiano (Alajuela, Costa Rica), conocían la fama del padre Praxas Morillo, un ex boxeador que acostumbraba abofetear a los jóvenes que se portaban mal. Más de una vez le tocaron los golpes, como aquella ocasión en que puso una tachuela en el asiento de un profesor.
En un salón gigante, lleno de escritorios de madera, donde cuarenta jóvenes entre trece y quince años, vestidos con camisa blanca y pantalón negro, leen la Biblia en silencio, se crió El Palidejo. Era un chico alto, muy delgado, que siempre portaba un reloj negro deportivo y lucía un peinado de puntas lleno de gel, al estilo de los New Kids on the Block, el grupo juvenil que causaba sensación a finales de los años ochenta. “Era muy promedio: ni brillante, ni problemático. Jugaba básquet. Era muy tranquilo, nada agresivo, ni mal hablado, ni vicioso… nunca destacó por nada”, recuerda Juan Fernando Varas, compañero en la escuela durante más de quince años. En un colegio de hombres, “de ambiente hostil y violento”, Alejandro se caracterizaba por ser un niño callado que rehuía los conflictos.
Este año, cuando Juan Fernando vio en la televisión a un tipo corpulento, de tez clara y pelo rapado, con las manos esposadas y rodeado de policías, tardó en reconocerlo. Después de rebuscar en su memoria se llevó una sorpresa mayúscula al confirmar que ese nombre estaba entre los egresados en su promoción, 1991. “Nunca me imaginé que estuviera en malos pasos, a lo sumo fumábamos el típico cigarro de adolescentes”. El mismo chico con el que en una ocasión debía hacer un trabajo de biología y en su lugar pasaron la tarde viendo la televisión; el mismo que llevaba siempre el almuerzo en tuppersa la escuela mientras los demás lo compraban en la tienda de doña Ana ahora aparecía ante las cámaras acusado de ser el autor intelectual del asesinato de Facundo Cabral y uno de los mayores narcotraficantes de Centroamérica.
La reacción de sorpresa de Juan Fernando fue la misma que recorrió Alajuela el día de la captura de Alejandro Jiménez. En esta localidad de cien mil habitantes, el clima es templado y la vida transcurre entre las compras en la tienda de la esquina, los partidos de la Liga —el equipo de futbol—, y los domingos de chifrijo, un plato típico de chicharrón de cerdo. Es un claro ejemplo del eslogan que recibe a los visitantes en el aeropuerto internacional de San José, situado a tres kilómetros: “Bienvenidos al país más feliz del mundo”. Desde que en 1831 naciera aquí Juan Santamaría, uno de los héroes nacionales de Costa Rica, pocas cosas destacables han pasado en la ciudad. “Lo único característico es que todos aquí tienen un apodo”, asegura un vecino. En ese contexto de escenas costumbristas transcurrió la infancia de El Palidejo, que por aquel entonces era El Chavo, por su parecido al Chavo del 8.
Durante las vacaciones de Semana Santa, toda la familia se reunía en una finca a las afueras del pueblo. Los hermanos y los primos de Alejandro jugaban al futbol o corrían por el césped hasta caer rendidos. En la mesa de los adultos departía su padre, José Francisco, un tipo rudo y trabajador, y su madre, Ana Isabel, a quien desde la propia familia señalan como una señora altiva, presumida y apegada al dinero. Alejandro, mientras tanto, cavilaba en un rincón, callado. “Hablaba poco pero si te sentabas cinco minutos con él, te podía convencer de cualquier cosa”, recuerda un familiar. Sin trabajo conocido, quizá fue esa la cualidad que lo llevó a realizar el único sueño que se le conocía a ese niño introvertido:
—Yo de mayor voy a ser rico.
Después de su detención, el 12 de marzo de este año, las autoridades nicaragüenses le decomisaron cuatro vehículos de gama alta, entre ellos una Hummer, y una quinta llamada El Retiro, donde, de acuerdo con la justicia de ese país, tenía su centro de operaciones. Desde 2009, según la fiscalía costarricense, que lo acusa de lavado de activos, El Palidejo habría movilizado mil millones de colones (unos dos millones de dólares).

En Alajuela, el único que permanece de su círculo cercano es su hermano, conocido como El Picarita. La policía sospecha que su padre y su hermana —investigados también por lavado de dinero— huyeron a Japón. Su actual mujer, Wendy Nancy Pérez, se marchó de la ciudad. Él espera a ser juzgado en una celda de cuatro por cuatro metros de la prisión de Fraijanes 2, en las afueras de Ciudad de Guatemala.
Lorena Viquez tenía dieciocho años cuando Alejandro Jiménez se presentó en la puerta de su casa para invitarla a salir. Fueron al cine y luego a cenar. En unos días, se convirtió en su primer novio y apenas unos meses después ya estaban casados. “Los peores cinco años de su vida fueron a su lado”, dice una fuente cercana a la familia, que pide mantener su nombre en el anonimato. Nunca llegó a conocer al hombre con el que dormía. Pasaba semanas sin ir a su casa en Heredia, a unos minutos de Alajuela. Ella nunca supo a qué se dedicaba. Si se atrevía a preguntarle, le esperaba una paliza. “No sabía nada de él. Nunca salían juntos. La familia de él la humillaba porque no tenía dinero”. Cada vez que él llegaba a casa, ella temblaba de miedo. Le repetía continuamente que era “fea y tonta”. Llegó a violarla en un par de ocasiones.
Aunque tuvieron dos hijos, El Palidejo apenas convivió con ellos. De hecho, a la más pequeña no la llegó a conocer, pues se divorciaron cuando ella estaba embarazada. Su padre tenía que pagarle gastos simples como pañales o el pediatra de su primer hijo, Julián, debido a que Alejandro se negaba a darle dinero. Un día, recuerda la fuente, el niño se puso a llorar de manera histérica al ver una película en la que un hombre encañonaba a una mujer. Su madre entendió perfectamente que era porque recordaba aquella vez en que Jiménez la había amenazado de muerte de esa misma manera por reprocharle su ausencia.
Lorena aguantó cinco años hasta que su hijo le confesó que cuando salía con su padre siempre se veían con mujeres diferentes. Ella decidió contratar a un investigador privado. Descubrió que vivía con otra mujer en Santo Domingo. Al encararlo, él le pegó y la tiró por las escaleras. “Muerta de miedo le exigió el divorcio y él aceptó encantado, siempre y cuando no tuviera que pagarle una pensión”. Desde entonces, Lorena, ahora una abogada penalista que rehízo su vida con otro hombre, nunca supo nada más de él. Ella y el niño estuvieron durante años en terapia psicológica por el maltrato al que fueron sometidos. Los Jiménez nunca se le acercaron, pero recibió amenazas en varias ocasiones.
Hace unos días, su hija María José, de siete años, vio que sobre la mesa del desayuno estaba el periódico con la foto de su padre en la portada. Lo observó durante unos minutos sin decir nada, hasta que lo tiró a la basura.
El Palidejo vivía en esa casa amarilla de tejas naranjas”, dice el jardinero mientras poda los arbustos. Señala un amplio chalet a veinte metros de la rotonda principal en el Residencial Altos de Montenegro, en Canoas de Alajuela. “Hace unos meses la policía se lo llevó todo”, cuenta el hombre como el mayor chisme que ha pasado en ese tranquilo barrio de clase media alta. Nunca llegó a ver a Alejandro Jiménez en su propia casa, de hecho, casi nadie lo hizo. El único distintivo que tiene este lugar es que no hay bolsas de basura en la puerta.
Para los alajuelenses, esta casa amarilla es sinónimo del progreso de El Palidejo comparado con aquel hogar sencillo en que creció jugando videojuegos en Canoas. Aunque estudió para ser topógrafo, nunca se dedicó a su carrera y pronto su camino se desvió hacia las malas artes. Primero se dedicó a falsificar placas de taxis y ganar dinero con licencias falsas. Después se pasó a la duplicación de tarjetas de crédito. Fue sentenciado y cumplió condena en la cárcel de La Reforma, a una hora de San José. Aunque ninguna de las fuentes consultadas sabe cómo, todas coinciden en que fue allí donde pasó a jugar en las grandes ligas de la delincuencia. En cierta ocasión, uno de sus familiares se cruzó con una caravana de camionetas con los cristales tintados que salían del Residencial. Se quedó sorprendido de ver tal despliegue en su tranquilo pueblo. Más todavía cuando uno de los vidrios se bajó y vio cómo Alejandro lo saludaba.
Fue de los pocos capítulos de ostentación que se recuerdan en Alajuela. Aunque vivía con todo el lujo con su segunda mujer, la discreción que lo caracterizaba desde niño lo seguía acompañando. Hasta el día de su detención, los vecinos apenas lo conocían. Durante mucho tiempo fue confundido con su hermano, El Picarita. Incluso las propias autoridades, que lo investigaban por lavado de dinero, mantenían abierto el “caso Picarita” por esta confusión. “Siempre se le ha confundido con su hermano y tal vez sea por eso que se sabe tan poco de él”, explica Carlos Alvarado, director del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD). La gente de Alajuela creía que El Palidejo tenía un puesto de verduras, aunque en realidad el propietario era su hermano. De hecho, al momento de su captura, la prensa empezó a difundir que un verdulero era el presunto asesino de Facundo Cabral, un rumor que perdura hasta hoy. De Alejandro Jiménez sólo se supo que él era el famoso Palidejo, aquel día que el ICD llegó a esa casa amarilla para llevarse quince pantallas planas, once camas y colchones y un menaje de lujo.
Ahora algunos de los muebles que decoraron su estancia, durante menos de dos años, se encuentran en el ICD, un edificio gris de pasillos en forma de laberinto. Los funcionarios se sientan sobre unos sillones clásicos de estilo barroco que parecen una reliquia familiar. Aunque son viejos, la madera de cedro sigue brillante. Una mujer de pelo rubio teñido se contempla todos los días en el espejo que está frente a su computadora.
Antes de los allanamientos, Alejandro Jiménez ya había dejado Costa Rica. Con Fariñas detenido y gritando su nombre, El Palidejo se dio a la fuga a pesar de las recomendaciones de su abogado, Francisco Campos, quien le aconsejó que no lo hiciera. “Tenía miedo de lo que le podía pasar a su familia”, señala. Durante ocho meses estuvo escondido en Panamá supuestamente con la ayuda de otros narcotraficantes que también forman parte de la red. Fue hasta el 12 de marzo, cuando llegaba en una lancha eduardoño a la Bahía de Solano, en el departamento del Chocó, Colombia, que fue detenido.
Guatemala solicitó inmediatamente su extradición. Costa Rica también quería juzgarlo, aunque sólo por el delito de lavado de dinero. “Era evidente que Guatemala reclamaría a Alejandro. Argentina necesita a un culpable de la muerte de Cabral y Fariñas arregló todo para que Alejandro fuera ese culpable”, afirma Campos, quien pide un jugo de naranja en una de las sodas más conocidas de San José.
Su defensa trata de probar que Alejandro Jiménez es sólo un conejillo de Indias en esta trama. Según Campos, los sicarios que asesinaron a Cabral fueron sobornados para declarar en contra de él. A uno de ellos, afirma, se le ofreció libertad bajo fianza y protección oficial si testificaba en contra de El Palidejo. Aunque ha pedido su extradición en varias ocasiones, se resigna a un caso que sabe que será difícil de ganar.
Actualmente Alejandro Jiménez vive aislado en su celda y recibe visitas cada veintidós días, sólo de su abogado. Tuvo que ser trasladado de cárcel, debido a las amenazas de muerte que recibía de otros presos. En julio pasado, le dio a Campos cuatro cartas para su familia en las que aseguraba tener problemas cardiacos, la presión alta y depresión. “Cualquiera se vuelve loco en esa cárcel”, exclama Campos, quien pidió el traslado de celda al enterarse de las amenazas. “Mucha gente lo quiere muerto, así que teníamos que buscar su seguridad. Está claro que los muertos no se defienden”.
Todavía no amanece el 9 de julio en la ciudad de Guatemala cuando Facundo Cabral se despierta en su habitación del hotel Grand Tikal Futura y se viste para ir al Aeropuerto Internacional La Aurora. Tiene que viajar rumbo a Nicaragua para continuar la gira de conciertos. En el hall se reúne con su representante, David Llanos, y con Henry Fariñas. Alrededor de las cinco de la mañana emprenden la marcha a bordo de una camioneta Range Rover de color blanco, flanqueados por un Chevrolet Tahoe en el que viajan los guardaespaldas de Fariñas. Ninguno de ellos advierte que los siguen.
Las cámaras de seguridad del hotel graban cómo la comitiva se amplía con dos coches más, una camioneta BMW X5 y otra Santa Fe azul, que posteriormente las autoridades encontrarán abandonada en las afueras de la capital guatemalteca con armas y chalecos antibalas en su interior. Elgin Vargas, un hombre de cara redonda, rapado y con un evidente sobrepeso, maneja el primer vehículo. Días antes, según la fiscalía de Guatemala, llegó a su celular un mensaje con la firma de El Palidejo: Fariñas estaba en la ciudad y era el momento de que pagara su traición. En el segundo circula un grupo de sicarios contratados para ejecutar el encargo. Si la media se cumple, cobrarán entre cinco mil y diez mil dólares por el trabajo.
A la altura del bulevar Liberación con la calle 14, en la zona 7 de la ciudad de Guatemala, emboscan el coche en el que se encuentra Facundo Cabral. Son las 5:15. En diecisiete segundos unos sicarios guatemaltecos contratados por un supuesto narcotraficante costarricense para matar a su socio nicaragüense, apagan una de las voces más importantes de Latinoamérica.

Facundo Cabral (La Plata, Argentina 1937) murió acribillado a balazos por unos sicaros guatemaltecos contratados por un narcotraficante el 9 de julio de 2011 en la Ciudad de Guatemala. En su biografía destaca una niñez difícil, pues a temprana edad su padre abandonó  a su madre con quien procreó  siete hijos. Ella emigró con ellos a  Tierra del Fuego, al sur de Argentina y, posteriormente a un pueblo llamado Tandil. Esas vivencias lo convirtieron en un niño rebelde y problemático, que terminó encerrado en un reformatorio, de donde logró escapar. Su triunfo internacional comenzó en 1970 cuando Alberto Cortez graba su éxito “No soy de aquí, ni soy de allá”, el cual le dio la vuelta al mundo y fue incluido en los repertorios de Julio Iglesias, Pedro Vargas y Neil Diamond, entre otros.

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