En una pequeña yola amarilla con la pintura un poco rasgada estaba sentado Ruddy Camacho, un "yolero" que ha vivido casi 20 años trasladando personas de un lado a otro en uno de los ríos más contaminados del país: el Ozama.
Aunque en el principio del trayecto la barca comenzó a temblar por la fuerza que él hacía con los dos remos rosados, segundos después todo se balanceó. El río estaba calmado y aunque hacía sol, este no entraba a la yola, porque estaba techada por varias lonas impermeables.
Fue en un recorrido de 12 minutos desde la orilla del Ozama (del lado de Los Guandules) hasta el otro lado de Los Arrancones de Los Mina, que el hombre contó un poco su historia:
Ruddy antes de ser yolero se dedicaba a limpiar botas en Los Guandules. En el año 2000 conoció a Guillermo, un amigo que falleció, y quien en vida lo entrenó para remar en el río, oficio que ha sido su sustento.
Primero cobraba tres pesos, luego fue aumentándolo a cinco, 17 años después, cruza un máximo de dos pasajeros por 20 pesos cada uno, a veces llega a ganar cada día un aproximado de 700 pesos.
Según dice, ni las aguas del río ni la chatarra ni la contaminación lo han enfermado. Se ha hecho inmune a las enfermedades que este provoca porque casi toda su vida ha estado en el área, aunque confesó que desearía que el acuífero sea más limpio para ayudar al medioambiente.
De lunes a sábado trabaja desde las 6 de la mañana hasta las 5 de la tarde, y según afirma, el día que no labora se siente incompleto y cansado.
Ruddy tiene 42 años. Desde hace un tiempo tiene una hernia testicular que ha ido evolucionando, necesita ser operado porque la enfermedad le provoca dolores, pero no había sido tratado antes por la falta de recursos económicos.
Ahora, con la campaña “Ruddy, una realidad que supera la ficción”, se está recaudando dinero para costear los gastos de la operación de este hombre. El objetivo es de 105 mil pesos que cubrirán todos los costos de la cirugía, medicamentos, movilidad y recuperación.
Quienes quieren ayudarlo lo hacen vía la página de recaudación en línea Jompeame. También, pueden depositar Cuentas corrientes Banco Popular: 776116832, BHD: 11363810035 a nombre de Katherine Motyka.
Al momento se tienen alrededor de 72 mil pesos.
Luego de la operación Ruddy quiere dedicarse al motoconcho, aunque reconoce que no tiene muchas destrezas con este vehículo, lo quiere hacer para ganar más dinero.
Considera que ha vivido una larga vida. A los seis años se mudó del sector Los Arenosos, San Francisco de Macorís, hacia el barrio Los Guandules, ubicado en el Distrito Nacional.
Nunca fue a la escuela. Sin embargo, se considera como un hombre de buenos modales. Cuando era pequeño soñaba con ser abogado porque considera que es una profesión de su agrado.
Su madre ha sido un gran apoyo, dice que nunca la hizo pasar malas noches. Recuerda que en su infancia, cuando le daba hambre y no había qué comer, preparaba un vaso de agua de azúcar y se dormía.
Ahora se siente orgulloso porque “Caribbean Fantasy”, un cortometraje sobre su vida, producido por Johanné Gómez, ganó Mejor Película del Caribe en el Festival Internacional de Cine de Martinica. “Lo que es para uno es para uno, eso no se les escapa a nadie”.
Casa de Ruddy
A varias esquinas de las yolas está la calle Central. Allí hay dos casas pegadas, en una vive Ruddy y en la otra su madre, ambas son verde.
Ruddy vive solo y no tiene hijos. Su casa es de zinc y madera. Tiene pegada una frase en la puerta que dice: “Jesús es mi rey y mi amigo”, algo que habla de lo creyente que es.
Allí pasa sus días libres. Cuando no trabaja usualmente se queda tranquilo en su hogar bebiendo café, mientras se acuesta en su mueble a ver noticiarios, porque le gusta estar enterado de las noticias.
Su madre, Rafaela de la Cruz, dijo que se trasladó hace 36 años a la ciudad en busca de mejorías, trabajó por sus hijos como empleada doméstica.
Desea que personas bondadosas ayuden a su hijo para que esté totalmente sano, porque dice que vive en extrema pobreza y se le hace imposible brindarle lo que necesita.
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