República Dominicana.– En diversos pueblos del país, el pánico se ha apoderado de sus habitantes. El abandono y las profundas cicatrices que exhiben los tanques de agua de acueducto han despertado un nerviosismo creciente.
La magnitud del deterioro, que muchos califican como una bomba de tiempo, motivó a El Informe a continuar su recorrido por distintas provincias para constatar esta invisible, pero latente amenaza.
A simple vista, estas estructuras revelan un desgaste tan pronunciado que en algunos casos supera cualquier imaginación. Frente a esta realidad, vecinos temen lo peor y se preguntan cómo algunos de estos depósitos aún siguen en pie, y por qué las autoridades han tardado tanto en intervenirlos.
La explosión ocurrida recientemente en Consuelo disparó las alarmas en todo el territorio. Las imágenes del desastre se mantienen vivas en la memoria colectiva y, para muchos.
Pimentel: una estructura que ya no resiste más
En Pimentel, provincia Duarte, la inquietud se respira en cada esquina. El tanque que abastece al pueblo, con más de seis décadas de construido, hoy es considerado por los vecinos como una amenaza inminente.
Ludamés Cruz, residente del sector La Estancia, resume el sentir común:
Detrás del tanque, una gran laguna se ha formado con el agua que se desparrama constantemente por múltiples filtraciones. Para los comunitarios, este es el mejor testimonio de un abandono prolongado.
Como si fuera poco, la estructura se encuentra a menos de 25 metros del Centro Educativo Elisa A. Marrero, donde diariamente estudian cientos de niños. Una clara violación a las normas de seguridad que establecen distancias mínimas entre tanques y edificaciones habitadas.
El Informe Técnico sobre el colapso del tanque en Consuelo advierte que, ya en 1994, la normativa exigía una distancia no menor a 61 metros. En Pimentel, fue el propio Estado quien quebrantó estas normas al permitir la construcción de una escuela justo al lado de la estructura deteriorada.
San Francisco de Macorís: un gigante de dos millones de galones
En San Francisco de Macorís, sector Hermanas Mirabal, otro tanque de casi dos millones de galones —el doble del que explotó en Consuelo— mantiene a la población en alerta permanente.
"Estamos asustados", dice Marina Minaya, quien ha observado el deterioro por más de 15 años.
Florinda Hernández coincide:
"Es muy peligroso... no queremos que pase lo que pasó en San Pedro".
Pese al miedo, las autoridades aseguran que la condición del tanque, aunque preocupante, no se considera aún una emergencia. Sin embargo, admiten que el depósito requiere intervención y se encuentra incluido en un levantamiento nacional para futuros trabajos.
Nagua: una avería que afecta el suministro
En Nagua, un tanque de un millón 800 mil galones fue sacado de circulación por presentar fisuras y oxidación avanzada, lo que mantiene sectores enteros con poca o ninguna agua por más de diez días.
Las autoridades locales de Inapa confirmaron que la estructura será reparada y que el nivel central ya ordenó un proceso de intervención urgente.
Monte Plata y Bayaguana: tanques que quedaron en el olvido
En Monte Plata y Bayaguana, los tanques abandonados forman ya parte del paisaje. Algunos quedaron fuera de servicio hace décadas, y aunque no representan un peligro inmediato, evidencian el descuido histórico del sistema.
En Bayaguana, los problemas van más allá del abandono. El acueducto, operando con una planta de solo 70 litros por segundo, es insuficiente para una población que crece rápidamente y que recibe un agua que no siempre es potable, según reconocen las propias autoridades.
Una nueva planta de 200 litros por segundo está planificada, pero su licitación se espera para el próximo año. Hasta entonces, la población continuará enfrentando escasez y agua de baja calidad.
Promesas, demoras y urgencias: el caso que retumba
En Pimentel, las promesas incumplidas siguen acumulándose. Una valla del Gobierno anunciaba trabajos de rehabilitación que nunca iniciaron. Solo quedó el letrero y el recuerdo de un "aparataje" que nunca regresó.
Tras las preguntas realizadas por El Informe a las autoridades, Inapa decidió sacar de servicio el tanque. Sin embargo, desde entonces varios sectores no reciben agua, lo que aumenta el malestar mientras se espera la construcción de uno nuevo bajo un proceso de emergencia.
El subdirector regional de Inapa confirmó que el tanque de Pimentel "ya no aguanta más" y que será sustituido tan pronto se cumplan los procedimientos establecidos por ley para las contrataciones de emergencia.
Hasta el cierre de este reportaje, cientos de personas en Pimentel, San Francisco de Macorís, Nagua y Bayaguana continúan viviendo entre el miedo y la incertidumbre.
Mientras tanto, el país sigue acumulando cicatrices en forma de tanques oxidados que, día tras día, recuerdan que el abandono también puede ser mortal.






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