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domingo, 29 de mayo de 2022

 

Santo Domingo, RD

Rafael Leónidas Trujillo poseía viviendas en toda República Dominicana. Pero siempre le tuvo un aprecio especial a las que tenía en su ciudad natal, que luego fue nombrada por ley “provincia Trujillo” (San Cristóbal), en 1932, dos años después de hacerse con el poder.

El Castillo del Cerro y la Casa de Caoba, además de las que están frente al mar Caribe como la casa de playa en Najayo y la Hacienda María (casa blanca), eran las que más visitaba el dictador en San Cristóbal.

Hoy tres de estas cuatro propiedades están en el abandono, llenas de desechos, con las paredes y techos desgarrados por el tiempo y la mano humana, y algunas con signos de que algunas personas han vivido temporalmente allí. Pocos son los rastros de que algún día Trujillo, su familia e invitados especiales, recorrían los elegantes salones de estas residencias.

La primera casa de Trujillo

Trujillo nació en 1891 donde hoy se encuentra el Parque Piedras Vivas, en el centro de San Cristóbal.

“La vivienda, se dice, era modesta, pero de las más espaciosas del pueblo. Su techo era de zinc y estaba pintada de rojo.Tenía ocho habitaciones, divididos en seis dormitorios y, el resto, en salones”, describe el libro

Esta casa fue demolida en 1932 y 12 años después fue construido en su lugar el Monumento de “Piedras Vivas”.

El parque, que fue una obra del arquitecto Henry Gazón, al igual que la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, es utilizado en la actualidad como área de recreación y actividades culturales.

Castillo del Cerro

La Real Academia de la Española (RAE) define un cerro como una elevación de tierra aislada. Y tal descripción va de la mano con el lugar donde se encuentra el castillo del cerro, una construcción que le trajo desgracia al arquitecto predilecto de Trujillo: Henry Gazón.

El mismo dictador escogió el lugar de construcción y fue terminada en solo dos años: entre 1947 y 1949.  La propiedad fue un regalo del Partido Dominicano y tuvo un costo de cinco millones de dólares, moneda que tenía, en ese entonces, el mismo valor que el peso dominicano.

La lujosa edificación tiene un diseño exterior inspirado en la proa de un barco y para su decoración interior fue usado mármol, yeso y caoba. El nivel posee un museo donde hay una réplica de la silla eléctrica de la cárcel de la 40 y carteles informativos sobre movimientos antitrujillistas.


A Trujillo nunca le gustó la vivienda y no la llegó a habitar/ Raul Asencio Listín Diario

Y, el cuarto piso, tiene una terraza desde donde se puede ver claramente San Cristóbal, la vegetación y hasta el mar Caribe.  Aunque antes era usado como pista de baile, se ha adecuado, en ocasiones, como un aula de clases y, en otras, como salón de fiestas como bodas.

La mayor parte de los objetos de lujo que tenía la casa fueron sustraídos con el tiempo, y durante su abandono fue utilizada como refugio durante catástrofes naturales como los huracanes David (1979) y Georges (1998).

Casa de caoba

Lo que fue una vez la vivienda predilecta del dictador queda en el sector La Suiza, de San Cristóbal. La “casa de caoba” fue, de hecho, el lugar hacia donde Trujillo se dirigía la noche del 30 de mayo de 1961, antes de ser asesinado en la autopista George Washington.

Al término de su construcción, a mediados de la década de 1940, “para acceder a la subida que conducía a ésta, había que pasar por una puerta cuidada por una patrulla militar que, al principio, estaba al mando de un sargento y luego, de un teniente”, relata el escritor Guaroa Ubiñas en su libro “Hacienda Fundación”.



Poco queda de la caoba que decoradaba los tres niveles de una de las favoritas de Trujillo/ Raul Asencio

En la actualidad el panorama es diferente. El portón es de metal y tiene alambres de púas. Un jeep en malas condiciones obstaculiza el estrecho camino. Hay que subir a pie. Y, al final de la loma, un hombre, acompañado con dos perros callejeros, la cuida. Es Osvaldo Rodríguez Ruiz, quien tiene, según él, 30 años cuidando la propiedad.

¿Cómo era la casa?

Antes de que fuera finalizada, la casa pasó a ser construida por cuatro personas: el agrimensor Emilio Espino, los ingenieros Félix  Benítez  Rexach y Bonet Báez, y el ayudante del último, Ramón Velázquez.

Allí Trujillo tenía su oficina donde leía los informes de la Hacienda Fundación, y todas las informaciones relacionadas al gobierno.

Ubiñas señala en su obra que en la tercera planta estaba la habitación del dictador.

“A la casa de caoba, Trujillo iba a encuentros personales, con alguna concubina o algún amigo y discutía de manera particular a solas”, explicó el historiador Manuel Núñez.

Además, la propiedad se usó como punto de reuniones festivas, como uno de los cumpleaños de su hijo Ramfis Trujillo.

Un inventario llevado a cabo por el Banco Agrícola luego del ajusticiamiento detalla que en el segundo piso había mesas y armarios con 20 pares de zapatos. Otra de las características mencionadas es que en el tercer piso había una escalera de caoba con una alfombra alusiva a la bandera de los Estados Unidos.

¿Cómo luce?

A pesar de que en 1987 fue creada la ley 44-87 sobre el Patronato de la casa de caoba, la propiedad está prácticamente en el abandono.

Poco queda de lo que era otra de las lujosas viviendas del dictador. Los rastros de caoba son casi nulos, al menos en la primera planta donde estaba el garaje de la casa y estaba decorada, mayormente, por cristales y ventanas opacos, según Ubiñas.


La casa está en estado de abandono y han sustraído la mayor parte de la caoba del lugar/ Raul Asencio Listín Diario

De acuerdo con reportes periodísticos de Listín Diario, los saqueos de la propiedad comenzaron meses después del ajusticiamiento del tirano. Y desastres naturales hiciera que la infraestructura sufriera daños.

Aunque la construcción está “firme”, dentro quedan muy pocas evidencias de que alguna vez esta fue una casa de caoba.

El acceso es solo permitido hasta la segunda planta, porque las escaleras hacia el tercer piso se derrumbaron. Lo que se pudo ver fue un pequeño vertedero de basura, heces fecales, ropa destruida, madera, preservativos, entre otros objetos.

Las paredes de la vivienda tienen un sin número de mensajes escritos con pintura de aerosol, y de los lujosos techos solo quedan unos pocos diseños.

En la segunda planta hay un gran salón, que tiene mínimas señas de caoba, como asientos pegados a las paredes que aún no han podido ser despojados del lugar.

Se presume que se ha intentado una remodelación, porque en algunas habitaciones han colocado blocks y cemento, pero el trabajo ha quedado a medias.

¿Qué ha pasado con los lujos?

“Las pertenencias de la casa de caoba fueron desapareciendo poco a poco a partir de 1962”, narra el libro “Memorias de San Cristóbal”.

En un artículo publicado  se indica que para la fecha el Museo de Historia y Geografía, ubicado en la Plaza de la Cultura, estaba exhibiendo algunas piezas encontradas en esta casa.

En el inventario figuraban trajes militares, sombreros, frascos de perfume, banda presidencial, así como camas y otros muebles del hogar.

Asimismo, platos de porcelana, lámparas, reproductor de música tipo consola, trofeos y otros artículos de decoración y uso personal.

Hacienda María

La conocida como la “casa blanca” de Trujillo, tiene ahora más bien una mezcla entre blanco y verdoso por el desgaste de la pintura y el abandono de la propiedad.

Tiene colocadas un par de ventanas de cristal, las demás solo son unos huecos sin protección. Lo mismo pasa donde anteriormente había puertas.

En lo que se presume era la entrada principal hay un escudo. Y un poco más arriba dice que es un Centro de Convenciones del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (Codia). Pero ni en el exterior ni en el interior se aprecia que las instalaciones sean usadas en la actualidad para ese fin.

Fuera de la casa, en el lado izquierdo, hay un monumento a los Mártires de la Hacienda, quienes fueron ajusticiadores del tirano: Modesto Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Manuel Cáceres (Tunti), Pedro Livio Cedeño, Huáscar Tejeda y Salvador Estrella Sadhalá. Ellos fueron asesinados por Ramfis Trujillo y colaboradores del régimen el 18 de noviembre de 1961.

De acuerdo con el historiador Manuel Núñez, esta era una vivienda familiar de Trujillo y allí iba a encuentros y almuerzos personales. De hecho, hacienda María fue nombrada en honor a su esposa María Martínez de Trujillo.

“Tenía el nombre de ella (María) y por eso iba con su familia, era un lugar abierto, no tenía habitaciones escondidas, en lo alto, privadas”, dijo Núñez.

Para su mayor comodidad, Trujillo mandó a construir “los baños del generalísimo”, que consisten en un rompeolas y varios cuadros que simulan ser jacuzzis o piscinas naturales en la playa frente a la casa, en el mar Caribe.

A pesar de ser un centro de convenciones, dentro no hay ni baños ni ningún salón habilitado: los pisos están destruidos así como los techos.

La casa tenía una piscina descuidada y un mini golf.

Según un reportaje escrito en 2010 por este terreno fue cedido al Codia en 1982, institución que creó un patronato que se encargaría de su restauración.  Y, en 2009, había sido remodelada para que formara parte del parque ecológico de Nigua.

A través de las décadas, esta área ha sido también ocupada por el Ministerio de Medio Ambiente.

El día del recorrido dos miembros del Codia se encontraban en el área. Uno de ellos supervisándola para reparar algunos salones, para que, según él, la propiedad se use nueva vez como centro de convenciones.

Casa de playa de Najayo

A través de sus ventanas se ven las palmas, la vegetación de Najayo y el mar Caribe. Pero al mirar a su alrededor se observa todo lo contrario a un paraíso: basura y ruinas. 

Antes del fallecimiento de Trujillo, esta casa de playa era un lugar de relajación para el tirano.

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