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martes, 14 de febrero de 2023

Rechazo y lucha contra la ocupación haitiana

rechazo a la invasión haitiana no tardó en florecer. empranamente, en junio de 1822, gente de Monte Cristi estableció contacto con el gobernador de Cuba al que le solicitó “auxilios para separarse de los negros y mulatos” que los gobernaban, según pudo comprobar en archivos de esa nación el historiador caribeño José L. Franco.

El gobierno actuó con rapidez para impedir que hubiese una sublevación en Samaná, donde en 1822 se hacían planes para enfrentar a la invasión de Boyer con el apoyo de una escuadra francesa que llegaría desde Martinica y de algunas tropas españolas procedentes de Puerto Rico.

Todo el que pudo huir de Santo Domingo lo hizo durante esta primera etapa de la invasión haitiana. No era la primera vez que los residentes en la parte este de la isla abandonaban el territorio en masa, ya que después de la firma del Tratado de Basilea en 1795, con la entrada a la parte oriental de Toussaint Louverture, se había producido un éxodo de la población hacia Puerto Rico, Venezuela y otros dominios españoles.

Posteriormente, tras la entrada de Jean-Pierre Boyer a la parte este con su ejército, en 1824 estalló la llamada revolución de Los Alcarrizos, la más importante de las sublevaciones ocurridas entonces, que fue denunciada y sofocada rápidamente. En consecuencia, cuatro personas fueron condenadas a muerte por la insurrección.

En los primeros años de la ocupación haitiana, hubo iniciativas separatistas en el territorio de la parte este de la isla, pero el que más impacto causó por la severidad de las sanciones que se aplicaron a quienes pretendían iniciar un proceso de separación de Haití y retornar a la protección del reino de España fue la Revolución de Los Alcarrizos.

Los líderes de la asonada ocurrida el 8 de marzo de 1824 fueron Baltazar de Nova y Antonino González. Otros participantes eran: el Presbítero Pedro González, cura de Los Alcarrizos, de donde tomó nombre la conspiración; Lázaro Núñez y José María de Altagracia, capitanes de la guardia nacional; Facundo de Medina, Lico Andújar, Dr. Juan Vicente Moscoso, quien había tomado parte en el movimiento emancipador del 1821 (la Independencia Efímera), y Juan Jimenes (padre de Manuel Jimenes, quien sería el segundo Presidente del país entre 1848 y 1849), quien se comprometió a reunir personas de las cercanías del poblado de San Carlos (en la actualidad, barrio de Santo Domingo).

La primera reunión formal de la trama se realizó el 24 de enero de 1824, en la casa del Padre Pedro González, en Los Alcarrizos. La segunda reunión tuvo efecto el domingo 15 de febrero, en San Carlos, cerca de la gallera. Esta conspiración fue denunciada al General Jerome Maxime Borgellá, gobernador de la parte este.

Según José Gabriel García, la derrota se debió a “una imprudencia que cometió Baltazar de Nova, quien adelantándose a la hora del pronunciamiento, reunió en las inmediaciones de San Carlos una partida de hombres de los campos, causando la alarma de las autoridades y excitando el furor del general Jérôme-Maximilien Borgella, quien salió con doscientos hombres a dispersar y perseguir a los amotinados, de los cuales unos huyeron y otros cayeron prisioneros”.

Los insurrectos capturados fueron sometidos a juicio y condenados a muerte. Ejecutaron a Juan Jiménez, Lázaro Núñez, Facundo Medina y José María Altagracia. El padre González, Juan Serra y otros fueron desterrados a la parte haitiana, pero lograron escapar Baltazar de Nova y Antonio González. El primero se embarcó hacia Venezuela y el segundo se ocultó en el Cibao, mientras persistió la dominación.

 

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