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jueves, 6 de diciembre de 2018

Cambio climático: “Las cabañuelas ya no aplican”

Galardonada con el premio “Mujeres que cambian el mundo 2018” que otorga cada año el banco BHD León, la especialista en medio ambiente Michela Izzo llegó de Italia en 2006.

Es la directora ejecutiva de la fundación Guakía, organización sin fines de lucro que trabaja en todo el territorio de República Dominicana y en la región fronteriza de Haití “contribuyendo a mejorar la calidad de vida de la población y promoviendo la sostenibilidad ambiental”.

La fundación colabora desde hace 10 años con el Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial de las Naciones Unidas (PPS-SGP/FMAM /PNUD).

En la segunda entrega de su participación en el Encuentro Verde de Listín Diario, coordinado por la bióloga Yvonne Arias, Izzo compartió sus impresiones sobre los riesgos reales que enfrenta la isla ante el cambio climático y cómo la participación gubernamental y ciudadana determinarán el éxito de una oportuna adaptación.
Ahora todo el mundo, aunque sea en palabra, está enfocado en el cambio climático. Y lo que siempre digo es que el cambio climático es una presión más que se va a sumar a presiones ya existentes. Tenemos que tomar en cuenta que tenemos un territorio degradado y ese territorio no está en condiciones de recibir “eventos extremos”, lo que va a hacer el cambio climático es que esos eventos extremos se vuelvan cada vez más frecuentes, que se vuelvan la normalidad. El punto es cómo nosotros logramos reducir la degradación de nuestro territorio para que pueda enfrentar esos eventos de una forma apropiada.
En términos de isla Española, nosotros ya sabemos que estamos expuestos y en el futuro vamos a estar expuestos a fenómenos de lluvias intensas, porque en el último siglo lo que se ha visto es que hubo una intensificación y concentración de la lluvia.

Hay áreas del país donde en un año está lloviendo más que antes, pero la lluvia no está distribuida durante todo el año, sino que se concentra en pocos episodios muy fuertes e intensos. Es suficiente ver lo que pasó por ejemplo en la cuenca del Duey, del alto Haina, con la tormenta Noel. Ahí se abrieron más de 500 frentes de deslizamiento y los puntos de partida eran casi todos desde áreas donde no había cobertura arbórea. Esos son los efectos que se pueden prever para eventos futuros.
¿Y las sequías?
Otra situación es la sequía prolongada. Este año, por ejemplo, ha sido muy particular en términos de patrones de lluvia. Ya las cabañuelas no aplican, porque en el mes de enero llovió. Los mismos campesinos dicen que con el cambio climático ya no hacemos cabañuelas. Si tú te fijabas, en el mes de enero, que es típicamente seco aquí, llovió casi todos los días, y después siguió lloviendo prácticamente hasta casi mediados de marzo y luego se metió una sequía que en la zona fronteriza prácticamente no acaban de salir de ella. Hubo una sequía casi parecida a la del 2015, empezó a llover prácticamente a mediados de octubre. Eso es lo que quiere decir cambio climático: alteración de los patrones de lluvia, más impredecibilidad en lo que se refiere a la distribución de la lluvia a lo largo del tiempo. Entonces, ¿cómo vamos a reaccionar frente a eso? ¿Vamos a tener un plan para ver cómo administramos las fuentes de agua a sabiendas de que tenemos recursos limitados con intereses contrastantes?
Es suficiente ver lo que pasa en el noroeste cuando hay sequía, los primeros que entran al grito son los bananeros, porque la prioridad ¿a quién se la dan? A los que cultivan arroz, entonces, automáticamente les cierran el agua a los bananeros.

Yvonne: Estamos hablando de dinero, de economía, de que producimos el 80% de lo que consumimos. Entonces, en peligro está absolutamente todo lo que se llama productividad con los deslizamientos, con las sequías extremas, ¿cómo ves que es asumida esa vulnerabilidad? Los estudios que se hacen, por ejemplo, los informes de comunicación nacional de cambio climático, ¿qué resultado viste en la última comunicación? ¿Mejoramos o empeoramos?
Tengo como una ventana de monitoreo de casi trece años. Ahora, en términos de políticas de cambio climático, en el país, porque en términos profesionales es mi área de trabajo y he tenido la posibilidad y sigo teniendo la posibilidad de relacionarme con muchas instituciones que trabajan el tema… lo que he visto es que en los últimos trece años el país ha venido mejorando mucho –por esfuerzos individuales, a veces de grupo- en temas de análisis del cambio climático. Se han hecho estudios interesantes en torno a la definición de una metodología que pueda ser replicada y que tenga una mayor objetividad científica.
En temas de análisis de determinada problemática y a nivel de marco político general, el país está bastante adelantando. Como país hemos sido de los primeros en introducir el tema de la adaptación al cambio climático en el marco político. Eso es innegable y hay que reconocerlo. Si uno agarra las tres comunicaciones nacionales (comunicaciones que se hacen anualmente en el marco de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático), uno nota la diferencia entre ellas, o sea, se ha venido avanzando.
Por supuesto, hay muchas cosas que todavía se tienen que mejorar. En términos personales, por ejemplo, en el ámbito de la tercera comunicación nacional, yo considero que se tenían que mejorar los escenarios que se han trabajado para el país, las proyecciones a futuro.

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