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lunes, 12 de marzo de 2018

Expertos advierten la depresión es una antesala del suicidio

Las familias deben estar atentas cuando un pariente cae en la depresión a consecuencia de una crisis que le resulta difícil de manejar, ya que el próximo paso podría ser un suicidio que puede prevenirse con una oportuna intervención psicológica y farmacológica.

Otro aspecto preocupante es el aumento de los suicidios en jóvenes, debido a su falta de tolerancia y a la incapacidad de manejar las frustraciones de la vida, según expertos consultados
La pasada semana conmocionó a la sociedad el caso del joven de 21 años Rafael Esteban Herrera Guerrero, filántropo, graduado en psicología, deportista y músico, quien se suicidó luego de ser sometido a la justicia por una riña en que se vio envuelto a la salida de un bar de la capital.
A raíz de ese caso y el de la joven de 24 años, Indira Fernández, quien se suicidó ayer en la provincia Dajabón porque no soportaba el dolor por el fallecimiento de su hijo, LISTÍN DIARIO consultó al psiquiatra José Miguel Gómez, a la sicóloga Heidy Camilo, al director de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública, Ángel Almánzar, y a Bethania Antigua, presidenta de una fundación que se dedica a la prevención del suicidio y quien cayó en una severa depresión por la muerte de su hijo.
El psiquiatra Gómez llamó a las familias y a la sociedad en general a no ignorar los síntomas de una persona depresiva y que se manifiestan con una tristeza patológica de más de 10 días, desánimo, abatimiento, sensación de pesadumbre, trastorno del sueño y visión pesimista de la vida.
El expresidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría precisó que otras señales son bloqueo cognitivo, pérdida de la capacidad de valorar, reaccionar y encontrar una solución satisfactoria frente al estresor psicosocial o una circunstancia vital de la vida, como perdida de un familiar, desempleo, enfermedades, conflicto moral o social o falta de afecto.
Gómez también puntualizó que una depresión que no se trata a tiempo desencadena en ideas suicidas, con el empleo de frases como “La vida no vale nada”, “La vida no tiene sentido”, “Para qué seguir viviendo”, “No merezco vivir en la situación en que estoy”, entre otras.
“Y si la familia o alguien cercano no le presta atención a esas señales, esa persona puede terminar quitándose la vida”, indicó Gómez, quien refirió que la depresión e ideas suicidas son más frecuentes en mujeres, pero los hombres materializan más el suicidio por los métodos que utilizan.
Sugirió valorar la historia familiar de un paciente depresivo, porque es una enfermedad en que inciden los factores hereditarios, además de tomar en cuenta otros indicadores como el tipo de personalidad y su inteligencia emocional y social para saber cómo responde ante las presiones sociales y los conflictos.
“El llamado que como psiquiatra siempre hago es que las personas y sus familiares aprendan a conocer los síntomas de la depresión para que busquen ayuda a tiempo del psiquiatra”, añadió.
El profesional de la conducta dijo que la depresión se cura, pero con tratamiento médico y el debido seguimiento.
Exhortó a las autoridades de Salud Pública a realizar de manera constante campañas de orientación y prevención para que las personas estén en capacidad de identificar la depresión.
Sugirió llevar también servicios de salud mental a comunidades apartadas como la provincia Dajabón, donde ocurrió el caso de la joven Fernández con camas disponibles para internar a personas en condición de vulnerabilidad fruto de la depresión. 
Falta tolerancia
La sicóloga Heidy Camilo deploró  la falta de tolerancia a las frustraciones y la poca capacidad de enfrentar las dificultades con las que está creciendo esta generación de jóvenes, algunos de los cuales recurren al suicidio, por encontrarse en una especie de “túnel”.
La especialista advierte que no poder manejar el duelo, por ejemplo, cuando se sufre la pérdida de un hijo o de la madre;  cuando se es víctima de “bullying” (acoso físico o psicológico) o la persona ha sido expuesta públicamente, los lleva a trastornos del estado de ánimo como la depresión y la desesperación, siendo vulnerables a los pensamientos suicidas.
“Eso significa que tenemos a una generación de personas que al no tener y al no haber atravesado distintas situaciones, como antes se daban,  han incorporado un concepto, algunos de ellos, de que las  cosas son fáciles y cuando se enfrentan a dificultades no las saben manejar”, indicó Camilo, del Centro Vida y Familia Ana Simó.
Deploró que eso esté pasando en un momento en que existen más recursos, sicólogos, psiquiatras, terapeutas y mayor acceso a servicios de salud.
Consideró importante que los jóvenes y la población en sentido general aprendan a tener tolerancia a la frustración y a comprender que no todo siempre saldrá bien. “Eso no significa que la vida ha terminado, sino que amerita un esfuerzo mayor para afrontar todas las vicisitudes, con acompañamiento familiar, sin atosigar”, agregó. 
Puntualizó que el acompañamiento de la familia es importante cuando lo jóvenes enfrentan  problemas, para que puedan superarlos y no recurran al suicidio como única salida.

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