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domingo, 3 de septiembre de 2017

Asesinatos de mujeres jóvenes enlutan y horrorizan al país

Demasiado temprano, demasiado tarde, de Aníbal de Castro
TODO EL PAÍS, y muchos de nosotros desde lejos pero cerca emocionalmente, hemos buscado con ahínco a Emely Peguero. Siguiendo sus rastros, desventuras y confusión de adolescente forzada a la adultez por un embarazo indeseado, la hemos encontrado al final de un laberinto social de múltiples complicaciones. Muerta.
Demasiado temprano su partida. Demasiado tarde el encendido de los avisos preventivos que prescriben la buena comunicación intrafamiliar. Hay otras tardanzas, sin embargo, de más envergadura y que, obviadas, devendrán en repeticiones del dolor colectivo por el asesinato de una joven con derecho a crecer.
De horror en horror no se puede vivir
La gente desaparece ahora con más facilidad, mayor frecuencia y con muerte segura, y no se cree que las autoridades estén en condiciones de asumir el nuevo reto.
Sólo son niñas
“La República Dominica está entre los cinco países de América Latina con mayor número de embarazos en adolescentes, con una tasa de natalidad en jóvenes de entre 15 y 19 años del 20,5 % en 2015, el mismo nivel registrado en años anteriores.” Así comenzaba hace unos meses la nota de prensa de la agencia EFE que recogía el enésimo informe del enésimo seminario que trata de informar, para alarmar, sobre el tema.
Lecciones judiciales
El caso Emely, con todo el dolor que le acompaña, nos ha enseñado varias lecciones, particularmente en el aspecto judicial, que se deben destacar.
Las redes sociales se llenan de lazos negros y corazones rotos por Emely Peguero
El caso de la muerte de la adolescente embarazada Emely Peguero ha consternado a la población y en respuesta de esto, los perfiles de las redes sociales de muchos internautas se visten de negro con distintos símbolos. Muchos utilizan lazos y otros emoticones que revelan tristeza, sin embargo, el más utilizado es el corazón roto negro que lleva consigo lamentaciones y mensajes de apoyo a los familiares de Emely.
A qué edad conviene biológica y psicológicamente tener un embarazo
“Si no existe la orientación familiar y educación sexual, entonces esa niña o niño va a querer tener su novio a los 11 o 12 años”, precisó Palacio.

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