
Una cosa que Jao no ha perdido es la esperanza. Y por eso acude, con frecuencia, al Seguro Social. “Yo siempre vengo”, dijo. “Lo que pasa es que yo no ando en grupo, yo vengo solo”, agrega, haciendo alusión a las largas caminatas y protestas que realizan con frecuencia trabajadores cañeros a quienes, igual que a él, no les reportaban sus aportes.
Mientras, con un sombrero que le distinguía entre el resto, Roberto Encarnación, de 72 años, esperaba ser atendido en uno de los asientos de la recién remodelada y climatizada área de espera del Departamento de Pensiones del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS). Su realidad no difiere mucho de otros envejecientes que estaban a su lado. Dice que tuvo una larga trayectoria de trabajo en el Consejo Estatal del Azúcar (CEA), y que espera por su pensión. Está esperanzado, porque entiende que ese dinero que le descontaban no pudo haberse perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario