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domingo, 21 de mayo de 2017

El homenaje personal del brasileño Fellipe Barbosa a un amigo llega a Cannes

Cannes (Francia), 21 may (EFE).- El cineasta brasileño Fellipe Barbosa convirtió hoy Cannes en un homenaje a su amigo de la infancia Gabriel Buchmann con una película que recrea los últimos días de su fatídico año sabático.


“Gabriel e a montanha”, proyectada en la Semana de la Crítica, traza su paso por Kenia, Tanzania, Zambia y Malaui, país donde desapareció en agosto de 2009 tras haber decidido subir en solitario el monte Mulaje.
La historia en sí, según cuenta el director a Efe, tenía “muchos misterios”: “Cómo desapareció, por qué estaba solo, por qué despidió a su guía. Esas preguntas eran muy cinematográficas. Y luego había algo también sobre la alegría de vivir, la búsqueda de la pureza. Era alguien que quería comerse el mundo”.
Su cuerpo fue encontrado 19 días después de su desaparición y es el punto de partida de la cinta de Barbosa (Río de Janeiro, 1980), que llevó a la gran pantalla a algunas de las personas con las que Buchmann se cruzó en la vida real.
La madre y la hermana de ese joven economista, así como amigos comunes con el director, estuvieron hoy en la proyección en Cannes, certamen que este último dijo considerar “un sueño”.
La familia de Buchmann, añadió, le proporcionó material personal, y gente a la que este conoció le relató sus respectivos encuentros, con los que el cineasta hizo el puzzle final.
“He intentado ajustarme lo más posible a la verdad, lo que no significa que no haya sintetizado muchas cosas en alguna escena. Es una interpretación de la verdad, la verdad de cada uno que me dio su punto de vista, y quise ser muy fiel a lo que me contaron, aunque a veces hubiera contradicciones”, dice.
La película es también una crítica velada a todos aquellos extranjeros con un sentimiento de superioridad en países pobres, que pese a las advertencias asumen riesgos innecesarios sin conocer el terreno.
“Puede que haya cierto aspecto colonialista, pero no es lo mismo que en un europeo. Gabriel no se toma por un ‘muzungu’ (hombre blanco), y no me parece ridículo. Tiene parte de verdad, porque aunque es blanco de piel, no creo que sea normal para muchos viajar así, de una forma tan pobre”.
El rodaje se prolongó durante 70 días por los mismos cuatro países por los que pasó Buchmann en ese último tramo del viaje, en el que estuvo acompañado en parte por su novia, que ayudó al cineasta en el relato de lo sucedido.
Esta película es la segunda de Barbosa, tras “Casa Grande”(2014), los documentales “Laura” (2011) y “Canosaone” (2008) y los cortometrajes “Beijo de sal” (2007) y “La muerte es pequeña” (2005), seleccionados en festivales de Nueva York, Guadalajara o Sundance.
“No hago las películas para mí, pero tampoco solo para los demás. Es una combinación. Al escribir el guión, siempre intento pensar en qué va a sentir la gente. El filtro es intentar sentirlo, aunque a veces cuando trabajas siete meses en el montaje es difícil”, añade.
En la actualidad está centrado en “City of Alex”, un “triángulo amoroso” coproducido por EEUU y Alemania, y en otro proyecto mucho más pequeño, que se desarrollará en Brasil.
“El sistema público (brasileño) de financiación funciona muy bien en la actualidad. Ha habido una gran renovación del cine brasileño en los últimos 15 años”, concluye Barbosa, que presenta en la Croisette por primera vez uno de sus filmes.
La presencia latinoamericana en competición en la Semana de la Crítica se completa con “La familia”, dirigida por el venezolano Gustavo Rondón Córdova, y “Los Perros”, cinta franco-chilena de Marcela Said, junto a los cortometrajes “Los desheredados”, de la española Laura Ferrés, y “Selva”, de la costarricense Sofía Quirós. EFE

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