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domingo, 21 de agosto de 2016

José Rafael Lantigua: “Escribir es un acto de misericordia y un ejercicio que nunca concluye”

SANTO DOMINGO. José Rafael es uno de los intelectuales dominicanos más completos que yo haya conocido. Nuestra amistad viene de muy lejos, pero no recuerdo exactamente si nuestro primer encuentro fue en un retiro de jóvenes o por su labor literaria.

Lo importante es que con los años lo admiro y respeto más por cantidad de adjetivos que no tiene sentido enumerar. Crítico, ensayista, poeta, gestor cultural, un trabajador incansable para quien no existen los imposibles.
Ha publicado varios libros de diferentes géneros. Amigo de sus amigos y gran pensador. Mocano orgulloso. Ganador de innumerables reconocimientos y premios.
Una mañana lo llamé y le hablé de estas entrevistas, es el primero de todos a quienes hago preguntas que contesta de inmediato. He aquí sus respuestas.
Un libro es...
Un redescubrimiento perpetuo.
¿Dónde está Moca?
En el corazón.
La política...
Te crea certezas y dudas para continuar confiando en que es posible ayudar a construir un país mejor.
Ser dominicano es...
Un sentimiento y una identidad que no se cambia por nada en el mundo.
¿Dónde está tu corazón?
En mi hogar. Suelo ser sedentario.
Sueñas con...
Los sueños que renacen cada día para convertirse en posibilidades abiertas en constante erupción. Los sueños son volcanes de incandescente materia. Nunca cesan.
La familia es...
La única vitalidad posible.
¿A qué le pones pasión?
A la escritura, a los sueños, a las ideas que se plasman en realidad tangible.
Escribir es...
Un acto de misericordia y un ejercicio que nunca concluye.
¿A qué le tienes miedo?
Al miedo.
¿Dinero o poder?
Amor.
Te hace feliz...
La sonrisa de Montserrat, mi nieta más pequeña, un gesto de cariño por simple que sea de José Gabriel, Emmanuel José y Diego José, mis otros nietos.
El futuro...
Llegó hace rato. Ahora vivo el presente.
Nunca olvidas...
A mi madre y los sacrificios que hizo para llevarme a buen puerto.
Quieres ser recordado...

Como un buen padre. Con el tiempo, una vez pasamos a otra vida, solo los hijos se recuerdan de uno.

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